Los problemas económicos del país, y particularmente el persistente y abultado déficit fiscal, ha llevado al régimen de Guillermo Lasso a buscar un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), con lo cual el Gobierno aspira a recibir créditos por más 4 mil millones de dólares; comprometiéndose, en contrapartida, a cumplir una serie de metas económicas.
Se tratan de metas que conllevarían la adopción de una serie de medidas que no son nuevas y que forman parte de los conocidos planes de “estabilización económica” y de “ajuste estructural” promovidas por el FMI, que han sido aplicadas en diversos países del mundo desde hace varias décadas; y, que además no son ideológicamente neutras, sino que corresponden a una concepción de la economía conocido como neoliberalismo.
Conceptualmente el neoliberalismo plantea, entre otras cosas, la privatización (directa o vía concesión) de las empresas públicas, la reducción del gasto estatal (vía la eliminación de subsidios, despidos de empleados públicos, reducción de la inversión pública y social), la liberalización económica ( con la liberación de precios de ciertos bienes y servicios, y una total apertura a la inversión y comercio extranjeros), el incremento de los impuestos directos e indirectos, una política salarial restrictiva y la flexibilización laboral.
Algunas de esas medidas, enmarcadas en el acuerdo con el FMI, ya está tomando el Gobierno, como es por ejemplo la liberación del precio de los combustibles, el despido de empleados del Estado y la reducción del presupuesto para áreas sociales como la educación y seguridad social (según la proforma presentada en la Asamblea para el resto de 2021); mientras que otras medidas, que tienen que ver con la flexibilización laboral y el incremento de tributos, han sido ya anunciadas.
Lo problemático es que esas medidas (como sucedió en Ecuador en los años 80, 90 y en los primeros años del siglo XXI, y como ha sucedido en otros países donde se adoptaron), no lograron resolver la crisis fiscal ni reactivar la economía; más vale agudizaron la recesión, la desigualdad y otros problemas sociales; amén de que provocaron conflictos sociales y políticos, que en el caso ecuatoriano terminaron incluso con la caída de tres Presidentes. (O)