La Ministra de Educación, con motivo del reinicio de clases presenciales en los planteles de Educación Básica y Media, dio a conocer, que se requeriría de la cantidad de 650 millones de dólares para el arreglo de la infraestructura educativa en el país, cantidad superior a las disponibilidades económicas de esa cartera de Estado, sobre todo cuando hay que atender una serie de prioridades, quizá más urgentes.
Durante la pandemia, los planteles educativos prácticamente quedaron abandonados a su suerte, y en algunos casos hubo incluso sustracciones de equipos y otros materiales, a más de ello las inclemencias climáticas, unidas al descuido y quemeimportismo en cuanto a los bienes públicos, han causado graves daños al conjunto de la estructura educativa, a tal punto que se requiera tamaña cantidad de dinero para su reparación, esto es durante muchos años sufrirá el conjunto de planteles de una serie de falencias, que perjudicarán el normal desarrollo de la formación de niños y jóvenes.
Pero desde muchos años atrás, se dio el abandono de los planteles sobre todo en el sector rural, a pretexto de centralizar la educación fiscal en determinados centros, denominados “Del Milenio”, muchos de cuales incluso, a los pocos años de su construcción, se encuentran en franco deterioro, como puede observarse a simple vista en esta clase de centro educativos construidos con altos costos, y que ahora al carecer de presupuesto para su mantenimiento se encuentran en mal estado. El Ministerio de Educación, debería establecer un plan emergente, con el objeto de maximizar los escasos recursos con que cuenta para la estructura educativa en emprender la reparación y arreglo de estos bienes, en los cuales, en numerosas ocasiones son los padres de familia quienes deben, a través de los respectivos comités, sufragar los gastos voluntarios para adecentar en mínima medida establecimientos educativos con baños y otros servicios elementales deteriorados e inservibles.