Debe escuchar a la Asamblea
Se equivoca el Ejecutivo al afirmar que impondrá a cualquier costo su agenda programática, porque triunfó en las urnas. Los asambleístas también lo hicieron. Aún más, Lasso ascendió a Carondelet, no solo con el apoyo de un partido minoritario como CREO, sino Pachakútik, Izquierda Democrática, Alianza País y otros que ahora parecen arrepentidos, al negarle la proforma presupuestaria y el emblemático proyecto “Creando oportunidades”.
Consecuentemente, las dos funciones del Estado están obligadas a cogobernar, mediante el diálogo. En el presente caso el mandatario acoger las cuatro observaciones básicas realizadas por la Legislatura: enviar documentos con un solo tema; no dos códigos laborales, evitar el golpe impositivo contra la clase media; rebajar las tasas de interés bancario.
Lo anterior, sin embargo, parece improbable, pues, el mencionado proyecto fue presentado pese a los cuestionamientos previos a su envío al Parlamento; y cuando este lo devolvió el jefe de Estado, afirmó que insistiría, inclusive amenazando iniciar una “guerra democrática”. Quedan entonces dos salidas posibles: consulta popular o muerte cruzada.
La primera opción parece estar en marcha, mediante publicidad por 916.775 dólares sobre las decisiones gubernamentales y veladamente medir su aceptación entre la gente. Mecanismo poco efectivo sin embargo como demostró el morenismo, que obtuvo una momentánea victoria política pero ningún rédito económico; al contrario, casi le cuesta el puesto al mandatario en octubre del 2019, complementándose esta debacle con las elecciones generales donde su candidata obtuvo el 2,3% de votos, sin ningún asambleísta. Además, cualquier decisión en las urnas debe superar el filtro de las instituciones ahora en conflicto. Ronda entonces en el ambiente la muerte cruzada. (O)