Está allí. Enclavado en Turi, una parroquia turística de Cuenca. Es
parte de su entorno, de la convivencia de sus habitantes. Nadie lo podrá
retirar.
Nos dijeron, nos hicieron creer, los creímos, que servirá únicamente
para albergar a presos provenientes de Azuay, Cañar y Morona Santiago.
Es decir, una cárcel regional. Y, ¡pobres ingenuos!, hasta asistimos al
inaugural corte de cinta.
Tenía el pomposo nombre de Centro de Rehabilitación Social. “Cereesé”
pronunciaban con cierta altisonancia.
Alguien les hizo caer en cuenta que los presos no tienen ningún tipo de
rehabilitación. Nunca lo han tenido, y, acaso, ni lo tendrán. Ahora lo
llaman, como a los demás del país, Centro de Privación de Libertad, o
sea un “Cpeele”. Un eufemismo más, cuando lo que es, es una cárcel.
Allí también, en secreto y complicidad, o rindiéndose al chantaje de
algunos reclusos, de “los duros” como los llaman a quienes controlan la
cárcel, ingresan armas de todo calibre, ni se diga las “armas blancas”,
ni se diga teléfonos celulares, y peor la droga.
Allí los presos, no todos por supuesto, hacen de las suyas. Si hasta
improvisaron una piscina. ¿Se acuerdan?
Cuando hay motines, asesinatos en masa, como el ocurrido a comienzos de
2021, nuestras autoridades cumplen el ritual de exigir, de recordar, que
el de Turi es un Centro regional. Que por favor se lleven a los reclusos
que no son de Azuay, Cañar y Morona Santiago; peor a que sean traídos
los de alta peligrosidad; es decir los que comandan las mafias cuyas
disputas entre sí tiene al país en vilo, y al gobierno casi sin saber
qué hacer para poner orden y control.
Eso, hay que decirlo, es imposible. Cueste los que nos cueste, debe
entenderse que el sistema penitenciario del país se maneja de forma
integral.
Siendo así, lo único sensato es exigir que la crisis carcelaria, que
días atrás llegó al colmo de la barbarie, sea corregida remozando viejas
estructuras, amalgamadas con la corrupción, chantajes, con un sistema
judicial que “hace agua”; sobre todo, redireccionada con una verdadera
rehabilitación, y previniendo las causas en las cuales germinan los
delitos.