Un inolvidable recuerdo lo viví en el año 1981, Eliécer Cárdenas tenía 30 y mi persona 21 años de edad, el ya un gran escritor y periodista y yo un joven, tierno y orgulloso Subteniente que había cumplido con honor la misión de defender nuestra heredad territorial en el conflicto bélico de la «Cordillera del Condor» hoy tengo muy presente la visita de un grupo de periodistas cuencanos entre los que se encontraba el gran Eliécer Cárdenas, ellos llegaron a la zona del conflicto para conocer más de cerca las realidades de la guerra, y ahí tuve el altísimo honor de conversar e intercambiar profundos conceptos con Eliécer sobre el arte de la guerra y el mérito de la Paz, a partir de ese día nació una amistad bajo comunes y grandes conceptos de vida, días más tarde después del conflicto bélico público su emotivo ensayo denominado «Guerra y Paz en Paquisha» obra en la que resaltaba el valor y la predisposición de todos los ciudadanos y soldados ecuatorianos para marchar con decisión y honor hacia la frontera para defender nuestra sagrada heredad territorial, hoy ante su partida terrenal nuestro reconocimiento y profunda admiración para un gran e ilustre ciudadano que supo cumplir notablemente y con dignidad su misión; el cómo otros grandes son esperados tempranamente y con honores en el Oriente Eterno.
Finalmente, que su mensaje de dignidad, honestidad, humildad, grandeza y honor sirvan para que los seres humanos de hoy nos comprometamos a construir esos puentes bien sostenidos de paz, libertad, justicia y solidaridad con los que Eliecer siempre los soñó, porque sólo así hoy y siempre le rendiremos tributo derrumbando las paredes y bajezas que hoy penosamente aún nos dividen y nos separan. (O)