A las conocidas desigualdades de género que afectan a todos los países de la región, como dificultades al acceso laboral, mayor carga en los cuidados a dependientes o salarios más bajos, se suma la brecha digital, que refleja que millones de mujeres de Latinoamérica y el Caribe no acceden a la conectividad.
Así lo explica a Efe la especialista regional en gestión de programas de ONU Mujeres para Américas y el Caribe, Engell Jaime, quien sostiene que hay «una brecha digital de género», que consta de muchas caras, como la falta de acceso a internet, la ausencia de manejo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (Tics), y el bajo desarrollo en profesiones vinculadas a la ciencia, tecnología y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés).
Además, enfatiza que solo el 30 % de las mujeres en Latinoamérica y el Caribe estudian en áreas relacionadas con las STEM, por lo que las dificultades van más allá de que no se acceda a una conexión en los hogares o en los móviles.
«Una de las principales causas es que la brecha existe debido a la falta de disponibilidad de recursos para obtener dispositivos electrónicos y conectividad, pero también en términos de infraestructura», enfatiza Jaime, quien acota que principalmente las zonas rurales de la región son las más afectadas.
TIEMPO DE CAMBIOS
Con países con serias dificultades económicas y sociales, un teletrabajo que se ha generalizado y las consecuencias de una pandemia que todavía persiste, poder fomentar cambios que lleven a las naciones a la tan deseada igualdad de género en todos los ámbitos es clave.
Por ello, tanto ONU Mujeres como la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) llevan adelante diferentes iniciativas en pos de acortar la brecha.
«Estamos dándole tanta importancia a esto dirigiendo tantos esfuerzos no solamente en materia conceptual, sino liderando iniciativas porque estamos seguros de que reducir la actual brecha digital de género es el primer paso para poner a las mujeres y las niñas en el centro de las nuevas economías digitales», sostiene la especialista regional.
Para conseguirlo, Jaime considera que es necesario que se unan esfuerzos desde organismos internacionales, Estados y sector privado, ya que sin una infraestructura necesaria, no hay programa que pueda cambiar la realidad.
«Nos enfrentamos a otra dificultad que lo único que hace es profundizar la brecha y es que las mujeres con menos ingreso enfrentan un doble obstáculo, la falta de autonomía económica que aumenta la brecha de acceso a internet que profundiza desigualdad y, además, la conectividad es una condición necesaria para que ellas puedan apropiarse del valor que generan las tecnologías digitales», resalta.
Por ello, es clave, dice, cortar con este «circulo vicioso» de manera «urgente» para que esta brecha deje de empeorar la feminización de la pobreza.
PROBLEMA DE TODOS
Entre todas las opciones que los organismos desarrollan está la Canasta Básica Digital, un concepto ideado por la Cepal al que se sumó la ONU y que consiste en la entrega de equipos como tabletas o teléfonos, junto a facilidades para acceder a internet a aquellas mujeres que hoy no pueden hacerlo.
«Desde ONU Mujeres estamos impulsando iniciativas que apuntan a la incorporación de las mujeres en el sector de STEM y que también sirven el propósito de impulsar que la tecnología sea una herramienta para el empoderamiento económico de las mujeres no solamente en el contexto de pandemia sino en el de recuperación poscovid», acota Jaime.
La experta considera que es necesario fomentar el diálogo y llevar la discusión a la agenda pública; así los países se siguen adhiriendo a las propuestas. Por ello, destaca el hecho de que ya sean 11 los países donde empezó el proceso de costeo para la propuesta de digitalización de mujeres en América Latina y el Caribe que ONU Mujeres hace junto a Cepal.
«Estamos en el proceso de generar propuestas que puedan ser complementarias y nos permitan avanzar simultáneamente a que las conversaciones y el diálogo con los Gobiernos marche. Es muy difícil decir que tenemos una meta consensuada en conjunto porque no es así; es un enfoque interseccional», explica.
Así, la brecha cada vez es más grande pero las ideas están sobre la mesa para que los países logren tomar el problema como propio y apuesten a que, cada vez más, las mujeres accedan a la digitalización que todavía les es esquiva. EFE