La publicación de los denominados “Pandora Papers”, que involucra al presidente Guillermo Lasso en un posible caso de evasión fiscal, ha exacerbado el creciente conflicto político que se ha presentado en el país en las últimas semanas.
No se trata de una publicación y de una investigación fraguada por sectores de la oposición política ecuatoriana; sino de una publicación realizada por los más prestigiosos medios de comunicación del mundo, a partir de una investigación efectuada por 600 periodistas del “Consorcio internacional de periodistas”; investigación que revela como “personalidades” del mundo económico, artístico y político han tenido inversiones en “paraísos fiscales”.
Si bien el Presidente Lasso ha dado su versión frente a esa publicación, y ha aclarado que ya deshizo sus inversiones en esos paraísos para ser candidato, sorpresivamente en los últimos días ha empezado a manejar el discurso de que el tema de los “Pandora Papers” sería parte de una conspiración contra su Gobierno. Una posición sin duda irreal y equivocada, que incluso le ha llevado a cuestionar duramente al Diario “El Universo” por la publicación de los “Pandora Papers”; un Diario al que ciertamente no se le puede acusar de ser parte de la oposición; así como tampoco podríamos ubicar como parte de esta al periodista peruano Jaime Bayle que, habiendo apoyado a Lasso en la segunda vuelta, le ha hecho algunas críticas precisamente por el caso de los “Pandora Papers”.
La estrategia del Presidente Lasso de pretender victimizarse frente al tema no le ayuda para frenar el desgaste de su popularidad, que se da también por el manejo inadecuado de otros temas; como tampoco le ayuda el acusar de “conspiración” o de afanes de “desestabilización”; una acusación a la que recurrían también los expresidentes Correa y Moreno cuando no querían asumir sus responsabilidades frente a ciertos problemas
El Presidente debería más bien pedir que las instituciones estatales de control (Controlaría, Fiscalía, etc.) y la Asamblea investiguen el tema de manera objetiva y profunda, para saber si ha habido o no alguna irregularidad legal o ética en sus inversiones en el exterior; pues la transparencia es un elemento fundamental para una gobernabilidad verdaderamente democrática. (O)