Consumir productos ecuatorianos es parte de la reactivación económica del país, tras la pandemia que afectó a grandes, medianas y pequeñas industrias. Así como se dio el fin de algunos emprendimientos, surgieron nuevos, sin embargo, la formalidad es importante en la economía local y nacional.
Mónica Malo, directora ejecutiva de corporación Mucho Mejor Ecuador, dijo que es imprescindible que los ecuatorianos consuman lo propio del país. “Al adquirir los productos o servicios nacionales, el dinero invertido permanece en Ecuador”, señaló.
Desde ese punto de vista, el consumir productos nacionales apoya a la generación de mayor demanda, conllevando a una rotación en las perchas y tiendas. “Si hablamos de una tienda de barrio, a ellos también se les dinamiza la economía en el momento que se adquiere lo nacional”, explicó.
Tomando en cuenta otro ejemplo, el productor tendrá mayor demanda de su oferta de productos y necesita de mayor mano de obra, incidiendo directamente a la generación de nuevos empleos y a la dinamización de los ya existentes.
La pandemia por COVID-19 generó un cambio en todos los ámbitos y en la producción no fue la excepción. Los negocios que no estaban considerados dentro de los sectores estratégicos cerraron sus puertas por tres meses e inclusive por más tiempo, en otros casos se vieron afectados por la reducción de jornadas laborales, teletrabajo e inclusive la capacidad de trabajadores de empresas se redujeron por la poca demanda de producción.
“Definitivamente, el golpe de la pandemia fue profundo y algunas empresas tuvieron que cerrar sus puertas y en otros casos, se tuvo que cambiar de giro de negocio”, agregó Mónica Malo. En base a lo expuesto, los datos hablan de un 30 % y 40 % de pérdida, mientras que en otros casos, al cerrar los negocios se perdieron varias plazas de empleos.
Luego del golpe por la pandemia, también sur gieron emprendimientos y se incentiva a la formalidad. “Los negocios formales es la base del desarrollo del país. Se debe cumplir con el marco legal, en camino a la estandarización de los procesos”, se refirió Mónica Malo. Además, explicó que en muchos casos han preferido no obtener un RUC o RISE, pero al vender sin factura se puede tener un beneficio a corto plazo, impidiendo que tengan un crecimiento y no puedan ser nacionalizados.
Entre tanto, Fernando Romero, presidente de la Cámara de la Pequeña Industria del Azuay (CAPIA), coincidió en que la pandemia fue un golpe fuerte a la economía mundial y como conse cuencia existe desabastecimiento de materia prima, comercialización y demanda. “Estamos buscando espacios para la venta y a partir de la demanda queremos que crezcan la producción y se mantengan los puestos de trabajo”, señaló. Esto es un círculo virtuoso y cuando existe más demanda, se genera más empleo e ingresos.
Romero, dijo que el 19 % de la economía del Producto Interno Bruto (PIB) azuayo es generado por las pequeñas, medianas y grandes empresas, pero la manufactura local es importante porque sostiene la economía en la provincia. (JRU) (I)