Hace tres años, el Slam Poetry Cuenca llegó a la ciudad para mostrar un nuevo formato para recitar poesía. El jueves 28 de octubre del 2021, después de todo el caos ocasionado por la pandemia, el proyecto El Diablo Verde y la Casa de la Cultura Núcleo del Azuay dio otra oportunidad para revivir esta experiencia a través del evento Azuay in da house.
El slam o batalla poética es un formato de la década de los ochenta que consiste en enfrentar a un grupo de poetas, los cuales tienen tres minutos para recitar sus escritos hacia su contrincante y el público es el que decide quién gana o quién pierde.
Para Arly Sanz, uno de los participantes, esta batalla vale la pena porque «lleva la guerra a la palabra, donde sí vale la pena matarnos, que mueran las ideas para que renazcan«.
La batalla, que en un principio iba a ser en la terraza de la Casa de la Cultura, terminó en la sala de conciertos, completamente llena.
Para iniciar el evento se aclararon las reglas: de los 11 participantes tan solo tres pasarán a la final, el resultado dependerá del público. Así desafían el modelo convencional de los concursos con el fin de sacar a los poetas de su zona de confort, desafiar su ego y enfrentándolos ante el miedo del qué pasará.
A partir de ese momento el ánimo de la sala cambió. Por un lado, los participantes se encontraban tensos y nerviosos, mientras que la audiencia esperaba expectante lo que sucedería.
De tres en tres pasaron al escenario, frente a un micrófono y luces que aumentaban el suspenso de la situación. Cada uno se presentó brevemente antes de leer su texto y entre ese lapso de tiempo, entre presentarse informalmente y sumergirse en su texto, hubo un cambio impresionante.
Sus voces, sus posturas, sus miradas cambiaron al contar las palabras que algunos ya escribieron y que otros en ese momento se les aparecía. Y aunque en apariencia el público apoyaba a todos, la calificación fue eliminando a quienes no fueron los favoritos.
Finalmente tres personas disputaron los tres primeros puestos: Indira Meneses, Arly Sanz y Trisha Llivalen.
Todos ellos sorprendidos de que hayan llegado a la final, buscaban entre textos escritos en papel o tipeados en el celular el poema que definiría su lugar.
Trisha fue la primera en presentarse, con un suspiro profundo transportó a la audiencia a un paisaje de brujas y libertad; Indira nos recordó que existe la memoria sobre todo de los muertos que dejaron sus huellas de lucha el pasado octubre del 2019; finalmente, Arly nos llevó a escucharlo mientras hablaba sobre el silencio.
Entre todos estos poemas imposibles de resumir, el público decidió que el primer lugar lo ganara Trisha, el segundo lugar Arly y el tercero Indira.
Este espacio cultural proporcionó alegría y un ambiente bastante ameno para quienes lograron asistir, en donde las palabras de quienes las escribieron fueron por primera vez compartidas.
“La poesía tiene que salir a la calle a los espacios seguros, encontrar nuevas voces y no estar en círculos cerrados y elitistas”, afirmó Issa Aguilar, organizadora del evento y fundadora del proyecto El Diablo Verde.
Finalmente, Trisha (Patricia Llinás Valencia) quien lleva 14 años escribiendo poesía y cuentos cortos compartió a El Mercurio que “hoy yo sentí que gané antes de ganar (el primer puesto), porque el hecho de pararme aquí y compartir con todos lo poetas, fue excelente, gané solo por venir”
Si se perdió del evento, puede verlo a continuación: