Hoy conmemoramos el día de difuntos ¿Se trata de una recordación positiva o negativa? La muerte, al margen de creencias religiosas o sociales, está asociada con pesadumbre y tristeza que se ponen de manifiesto en los rituales funerarios. Es algo que a todos nos ocurrirá tarde o temprano, pero no es fácil aceptar este final con indiferencia cuando se trata de personas que han tenido y tienen una vinculación de cercanía, ya que implica el truncamiento definitivo de proyectos, aspiraciones e ilusiones. El dolor que en los que quedan provoca esta partida es inevitable y se espera que la resignación sea un bálsamo para el sufrimiento. Cuando se habla de una muerte deseable, la emotividad puede más que el razonamiento.
El día de difuntos en nuestra cultura, ni de lejos es una fecha de pesadumbre. De una manera u otra nos vinculamos con más fuerza a los que ya partieron, pero, por regla general, se lo hace con alegría ya que afloran a nuestra mente recuerdos de cualidades y experiencias positivas de personas que formaron parte de nuestra existencia individual. En toda vida humana hay una secuencia de acciones positivas y negativas, ya que las cualidades y defectos son componentes inevitables de nuestra condición, pero en esta fecha se destaca lo primero y en los cementerios a los que concurren las personas a visitar las tumbas para depositar en ella flores, reina un ambiente de placidez más que de angustia o dolor.
Somos temporalizados que vivimos presentes, pero el pasado y el futuro están vinculados a la vida. No podemos prescindir del pasado ya que, lo que somos, en buena medida ha sido conformado por lo que existió e inevitable es el futuro ya que nos proyectamos, de diversas maneras a él. Con frecuencia en los recuerdos suele haber una selección de lo satisfactorio y un alejamiento de lo doloroso. El día de difuntos, cómo se lo conmemora, es una exaltación de lo satisfactorio y alegre. De los que partieron es importante conformar su imagen positiva y optimista.