Cuando doña Lili Orellana hacía colada morada, la hacía para cuatro personas. Nunca la vendía y nunca la había compartido, a pesar de que sabía cómo hacer la bebida del Día de los Muertos.
Pero hace unas semanas, cuando la Dirección de Mercados de Cuenca organizó el concurso de la mejor guagua de pan y colada morada de los centros de abastos de la ciudad, sus compañeros de la plataforma de Quinta Chica le pidieron que haga la bebida.
Entonces tuvo temor, porque una cosa es hacer la colada para cuatro personas y otra muy diferente hacer una olla grande, para cien personas. Aun así, se decidió a prepararla.
Compró los ingredientes e hizo cálculos debido a que buscaba precisión: para ella era necesario encontrar ese punto exacto en el que la bebida no sea ni muy dulce ni muy amarga, y para eso, el secreto de la familia, que ha venido de generación en generación, es la panela, tanto disuelta como la panela que tiene forma de ladrillo.
“El secreto es que no debe ser tan dulce, debe ser limitado, para que no afecte a uno o a otro. Lo único que quería era que sea sabrosa, y el amor que se pone, porque hasta en esto se pone amor”, dijo doña Lili.
Ya en la preparación perdió el miedo, y cuando probó su colada y la compartió, se presentó el presagio. Sin hablar demás, había la confianza de ganar el concurso que se realizó ayer, en la plataforma de Miraflores, en donde los representantes de cinco centros de abastos levantaron carpas y las decoraron para que un jurado pruebe sus coladas.
Junto a doña Lili estaban sus compañeros, los incitadores, los precursores de lo que estaba por venir. Y pasó: tras la evaluación, la plataforma de Quinta Chica se hizo acreedora al primer lugar del concurso de colada morada.
Como no podía ser de otra manera, hubo júbilo y muchos rostros sonrientes porque detrás del proceso de elaboración había una historia, había un poco de miedo, y había una primera vez para doña Lili.
El acto de compartir
Si hay algo en común de la colada morada de Cuenca es el proceso de haber compartido la receta en las generaciones que vinieron. Sin embargo, lo que dista es el contenido de la receta. Cada familia, desde hacía más de medio siglo tiene su manera y sus ingredientes para realizar la colada. Y ello se puede ver en las personas que participaron ayer en el concurso.
“Yo mantengo la misma tradición de mis abuelos, mantengo la misma fruta, la misma harina. Tiene que ser todo fresco, perfecto, seleccionado a tiempo. Mantengo la misma tradición”, dijo María Chunchi, quien representó a la plataforma de Narancay y se adjudicó el segundo puesto en el concurso.
En el caso de María, su secreto está el tiempo de cocción. En cambio, doña Lili piensa en la panela. Por su parte, Danilo Quintuña, quien representó al mercado 12 de Abril y quedó en tercer puesto en el concurso, cree en la frescura de las frutas y las especias que se usan.
Sea como fuere, la tradición ha dejado que el tiempo actual todavía se pueda disfrutar de la colada morada.
“Yo no entendía a mi abuela por qué hacía ollas de colada morada hasta que yo hice. Era por compartir, por decir aquí está lo que sé hacer, era porque da gusto compartir y ver que la gente disfruta de lo que uno hacer”, dijo doña Lili antes de recibir su primer premio. (I)