Esta libertad es temida por los dictadores y ladrones que existen en algunos países del mundo como en Latinoamérica y África, especialmente. De allí los gravísimos atentados que la Libertad de Prensa ha sufrido en Venezuela, Nicaragua y Cuba en los últimos tiempos especialmente ¿Cómo podríamos concebir que el torpe gigantón Maduro pueda hacer todas sus barbaridades en la infeliz Venezuela si no persiguiera callar a la prensa libre? La escalofriante esclavitud de la isla mártir, Cuba, sería más difícil para la dictadura hereditaria, como si de una monarquía se tratase, si hubiera prensa libre. El desvergonzado e incompetente matrimonio Ortega, que mantiene en esclavitud a Nicaragua, puede seguir existiendo solamente gracias a la prensa acallada.
Por esas mismas razones nuestro país tuvo que sufrir, acobardado e indefenso, el atropello más infame contra la libertad de expresión durante el correato. No podemos olvidar la forma en que Correa rompía los periódicos durante sus sabatinas y se expresaba con los términos más vulgares y soeces en contra de los periodistas nacionales ¿Cómo olvidar a Carlos Ochoa, el oficioso servidor del déspota, sancionando a troche y moche a quienes eran señalados durante esas horrorosas sabatinas? Este mismo sujeto tuvo la audacia de alterar la Ley de Comunicación para poder ejercer mejor su infame propósito de perseguir a la prensa libre. Se acalló a los medios y se persiguió y censuró a quienes investigaban y publicaban las pillerías de ese oprobioso régimen.
Iguales que esos gobiernos ejercidos por tiranuelos sátrapas como los de Cuba, Venezuela y Nicaragua son los cárteles mafiosos de México que, como aquellos, no soportan el que haya periodistas que señalen sus delitos y quieres libertad para delinquir la que defienden por sobre toda lógica y razón.
Seguro que ahora mismo no faltarán los devotos de ese tipo de regímenes vergonzosos que salgan a tratar de defender las infamias en contra de un tan elemental derecho del ser humano, de expresarse y de informarse con entera libertad. Y es que esos derechos son, para ellos, propios del imperialismo y del capitalismo únicamente. (O)