Cuna de los pueblos, de sincretismos y conciliaciones, cuna de la historia que se cuenta, se siente, se vive, cuna de la cultura que camina el tiempo y se remonta desde la noche de los tiempos; cuna de la fe en que te reinventas y renuevas; bautizada en la semana mayor, mi comarca asume el rito y sus contenidos, los resignifica y proyecta; los vive y contagia, camina sobre ellos al encuentro eterno de su vocación sagrada.
Así, emprendedora, mi tierra, es cuna de sueños que se tejen, sueños que se construyen, sueños que se proyectan, sueños que se sueñan y se cuentan, sueños que se construyen con el indomable carácter de su propia determinación.
Emprendedora y solidaria, mi tierra, es fuente de ilusiones que se comparten a manos llenas, a manos abiertas y tendidas; emprendedora y solidaria mi tierra es fértil para sus hijos y los hijos del tiempo en que se suceden los pueblos que la pueblan, veneran y admiran.
Emprendedora, solidaria y resiliente, mi tierra, se reinventa, se levanta, una y mil veces, por sus venas corre a raudales la vida que en sus hijos da cuenta del indomable espíritu con que se pone de pie abraza y protege a su estirpe.
Emprendedora, solidaria, resiliente y coqueta, mi tierra, teje sus mitos, sus leyendas, sus personajes, cultura y heredad que se cuenta en cantarino ritmo que nos identifica y diferencia…
Emprendedora, solidaria, resiliente, coqueta e indomable, mi tierra, mi tierra cabalga el tiempo en busca de su irrenunciable libertad: Tomebamba, Yanuncay, Tarqui y Machángara sus aguar nutren las venas que riegan de libertad las orillas en que amamanta la identidad y cultura de un pueblo que resignifica el tiempo y la historia para proclamar la gloria que es brújula y destino.
Libertad para caminar la vida, libertad para tender la mano, libertad para ser emprendedores, solidarios, resilientes, coquetos e indomables, libertad para ser libres, libertad para ser cuencanos, para ser morlacos y cantar nuestra libertad. (O)