El país vivió el destape total en este feriado de noviembre. Siendo críticos, esta espera de más de dos años para “recuperar” la libertad se vio de cuerpo entero. Hoteles llenos de turistas; familias completas recorriendo ciudades; playas llenas de bañistas, fue la tónica de este largo feriado.
Los ecuatorianos, la mayoría llenos de avidez para volver a la normalidad, aunque sea condicionada, devolvieron la esperanza de mover el motor de la economía a través del turismo. En Cuenca, hoteles llenos, y en el país en general, superando el 80 % de ocupación. La gente está ansiosa por trabajar; a pesar de que algunos se nieguen a reconocer, los esfuerzos del gobierno por llegar con las vacunas para evitar el contagio de la COVID-19, han dado resultados exitosos.
Mientras los ciudadanos disfrutaban del feriado, un gran grupo de trabajadores entregaban su esfuerzo para cumplir con su obligación de servicio a la comunidad. A pesar del inmenso movimiento de personas hacia los lugares turísticos, la logística de seguridad funcionó bastante bien.
Pasado este feriado, el remate final de estos dos meses será complicado. Las empresas apuran sus estrategias para cerrar el año de la mejor manera. Mientras los críticos de escritorio acechan con sus análisis negativos, quienes mueven la economía buscan mantener el empleo y las condiciones para encontrar un 2022 menos complicado.
En el país, pese a las amenazas de los Iza y demás, la gente quiere trabajar, mostrando un optimismo propio del afán natural para ser mejores. El último dato del INEC es alentador cuando muestra una recuperación real del empleo directo. Quiere decir que la confianza se va adhiriendo al día a día de quienes construyen el país. De parte del gobierno, las señales de la ruta se van aclarando, pese a la oposición propia de un cambio de estilo, en el cual ya no se ven escándalos de corrupción. Quienes estuvieron acostumbrados a manejar la cuestión pública a su manera, ahora ven como su poder mezquino y manipulador se va diezmando. Esto es positivo para un Ecuador necesitado de un cambio. (O)