Transporte y política
El sector de la transportación se ha convertido en uno de los actores importantes de la política ecuatoriana. Son grandes las expectativas que generan cada vez que tienen diálogos con el gobierno. Es común que el presidente de turno los invite para que participen en la elaboración de políticas públicas. Ningún gobernante los quiere en su contra.
Es tan importante este conglomerado que cada vez que deciden paralizarse complican el diario vivir de la ciudadanía. Ya sabemos las implicaciones que acarrea bloquear las carreteras o dejar sin movilización a una ciudad. Se convierte en un caos.
Y precisamente es lo que estamos atravesando los cuencanos. Son varios días que la Cámara de Transportes de Cuenca dispuso la “racionalización” del transporte. Esa medida ha provocado que los usuarios busquen otras formas de movilizarse. Como no es de extrañarse han aparecido los avivatos. Escuche las denuncias en los medios de comunicación o mire redes sociales. Algunos taxistas han dejado de usar los taxímetros sin razón.
Es indudable que la transportación sufrió un duro golpe por la pandemia. Propietarios de buses se endeudaron para cambiar sus unidades. Por varios meses permanecieron parados y no pudieron generar ingresos. Pero también es indudable la difícil situación de los usuarios, quienes no soportarían un incremento del pasaje. De acuerdo al gremio de la transportación la tarifa del pasaje debería subir a 50 centavos. ¡Durísimo!
Por ello, debe existir voluntad política para atender esta situación. Esto puede convertirse en una bomba de tiempo. A pesar de las compensaciones y beneficios fiscales al parecer no es suficiente para cubrir los gastos operativos. Podría ser el momento indicado para municipalizar el transporte urbano.
A pesar de que se anuncian sanciones para las operadoras no hay acciones concretas. Mientras tanto a los ciudadanos les toca asumir los precios de los pasajes que han empezado a especularse. ¿Qué esperan las autoridades? (O)