No permitamos que el paso frenético de la vida, nos haga cometer deslices y nos lleve por un rumbo equivocado. El país está perdiendo la paz y la calma que tanto nos costó alcanzar; no las echemos por la borda, a pesar de la ola de terror que estamos soportando. Ahora, nos solaza la violencia y la muerte, y hasta hacemos una apología del crimen y la corrupción. ¡Qué nos está pasando! Dónde quedó nuestro lado noble, humano, y sobre todo solidario. No hacemos nada, ni siquiera nos inmutamos al observar tanto robo, crimen y asalto; nos hemos convertido en cómplices, y hemos perdido el respeto por la vida de los humanos y de los animales; colaboramos para que se irrespeten los derechos de los más pobres y necesitados. ¡Qué nos está pasando! Hoy nos deleita el asesinato y nos complacen las imágenes sanguinarias publicadas en periódicos, televisión y redes sociales, que convierten en un show a la miseria humana, con cuyas imágenes depravadas e inmorales, ganan rating de sintonía. Lamentablemente, se han perdido nuestros valores y principios, la ética y la moral fueron cosas del pasado; a todas las acciones nefastas y corruptas, las calificamos como picardía y viveza criolla; lo que antes nos escandalizaba y nos avergonzaba, hoy a muchos les divierte y les enorgullece. Muy pocos abogan por la paz, la mayoría quiere ver crímenes y sangre, y hasta pagamos por ello. ¡Qué nos está pasando! Por favor, recapacitemos, alimentemos nuestro crecimiento intelectual y espiritual, para superar estos malos momentos que estamos soportando; evitemos que estas alimañas y ponzoñas venenosas que nos están acechando, no nos ganen la batalla. Estamos conscientes que la labor primordial le corresponde al gobierno, pero, no es menos cierto que todos somos corresponsables, y debemos colaborar para liberarnos de esta maldita plaga que constituye el narcoterrorismo. Es tiempo de reaccionar, ¡pero YA!, porque mañana puede ser muy tarde; por nuestro bien, por nuestras familias y por nuestra Patria. (O)
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