La semana pasada y, con motivo del debate sobre el informe de la situación carcelaria en el país, informe en el que se involucra a toda la cúpula administrativa del sector en los últimos catorce años, la bancada correísta se levantó de sus curules y abandonaron la sesión de la Asamblea. Se fueron bravos, enojados o lo que suele decirse, se fueron “botando el anca”. Y pensándolo bien tenían razón porque ellos y sus jefes, que dejaron el sistema carcelario en condiciones óptimas, sin hacinamiento, con un selectísimo grupo de administradores y guías, con prisiones perfectamente ordenadas y bajo el control absoluto del Estado, ¿por qué tenían que responsabilizarse de lo que sucede en la actualidad en el sistema penitenciario?
Cómo no se van a “enojar” los asambleístas correístas, si luego de 14 años de que hicieron todo lo que quisieron en el país y que todo quedó en orden, en prosperidad y en santa paz; llega este señor Lasso a gobernar el país, y todo se daña, todo se alborota, todo se altera. Aparecen guías que meten entre sus ropas municiones a las prisiones, aparecen las bandas de los choneros, los tiguerones, los lobos, etc., “nacen” el Fito, el Junior, el Rasquiña; las bandas se toman los pabellones de las cárceles; se “inicia” el contrabando de la droga y las armas; “empiezan” los amedrentamientos al resto de la población carcelaria; “comienzan” a circular cientos de miles de dólares en el manejo irregular de los centros de rehabilitación; se “abren” las señales para los celulares. En suma, hasta mayo del presente año, último mes de los 14 años “bailados”, las cárceles ecuatorianas eran un paraíso, motivo de visitas internacionales como ejemplo de lo que debe ser un centro penitenciario, y, desde junio, la debacle, el caos, la tragedia. ¡Y todavía queriendo “aculparles” a “ellitos”, flor y nata de las cortes celestiales, paradigma de virtudes cívicas y “honestidad” acrisolada, autodeclarados perseguidos políticos a tiempo completo, que han sabido dizque entrar en ententes con las bandas narcodelictivas para entregarles el control de las prisiones! Razón mismo para enojarse. (O)