En la Casa de Acogida María Amor, las mujeres sobreviven a la violencia luchando por la autonomía. Esa palabra se repite todo el tiempo en las instalaciones de la Asociación Mujeres con Éxito, ubicada en una vivienda del barrio San Sebastián de Cuenca.
Desde hace 18 años, cuando la Casa María Amor abrió sus puertas para acoger a las sobrevivientes de violencia de género, “las mujeres empezaron a reconocer que una de las grandes limitaciones para salir de los círculos de violencia es la dependencia económica”, cuenta Diana Vázquez, coordinadora de emprendimientos productivos de este espacio.
Con el objetivo de generar recursos y mantener su autonomía, hace 14 años las mujeres que acudían a la casa de acogida empezaron su propio negocio: una lavandería de ropa. Una voluntaria consiguió un pequeño fondo de una iglesia estadounidense que les permitió capacitarse en temas como atención al cliente, manejo de máquinas, productos de lavandería.
“En ese entonces la lavandería era un negocio rentable. En el centro de la ciudad no existían estos espacios. Ahora ha bajado, pero lo mantenemos”, cuenta Vázquez.
Hoy cuentan, además, con otros cuatro emprendimientos: cafetería, servicio de alimentación, panadería y atención en una copiadora en el Consejo de la Judicatura del Azuay.
Reconocer el valor de las habilidades, el primer paso
Emprender se dice fácil, menciona Diana. Pero sabe que para las sobrevivientes de violencia es una experiencia muy diferente. El primer paso para llegar a eso es lograr que las mujeres reconozcan sus habilidades y el valor que estas tienen.
A este lugar han llegado mujeres que, cuando les preguntan qué saben hacer, responden que “nada, pero sé cocinar”, “nada, pero sé planchar”, “nada, pero sé lavar”.
“Venimos con esa construcción de que las mujeres sabemos cocinar porque somos mujeres, sabemos planchar porque somos mujeres, así que en Mujeres con Éxito, primero trabajamos para que las compañeras puedan reconocer sus habilidades y sepan que tienen un valor”, explica Vázquez.
Arlyn -44 años- sabe que cocinar es mucho más que una tarea del hogar. Es su pasión y es la actividad que la ha permitido ganar su autonomía y criar a sus seis hijos. Ella llegó hace 12 años a Ecuador desde Colombia, desplazada por la violencia.
Llegó a Quito con su familia y, aunque había encontrado un país seguro para vivir, su hogar no lo era. Mediante la organización HIAS, que trabaja con personas en situación de refugio, llegó a la Casa María Amor, en Cuenca. Ahí, una voluntaria le enseñó técnicas de cocina en un curso de gastronomía básica y, gracias a eso, consiguió un trabajo en un restaurante de la ciudad.
Ella trabajó en el restaurante hasta que este cerró. Pero no se quedó con las ganas de cumplir uno de sus sueños: «Yo cocino desde hace 24 años y aquí tuve la oportunidad de terminar mis estudios en gastronomía», relata Arlyn. Esa meta cumplida es para ella un sinónimo del éxito.
«Para mi tener éxito es cuando una compañera logra su autonomía económica. Para mí el éxito es mis metas personales».
Arlyn
Luego, volvió a la Casa de Acogida y se unió al equipo de Mujeres con Éxito, para trabajar con las sobrevivientes de violencia.
La clave: espacios seguros para hijos e hijas
Arlyn cuenta que pudo dedicarse al trabajo gracias a que en María Amor cuidaban a sus hijos. Pero muchas mujeres que buscan la autonomía no tienen esa posibilidad.
“Si nos preguntan ¿Cuál es la clave para que las mujeres salgan de la violencia? La respuesta es: démosles espacios seguros para sus hijos y sus hijas. Ninguna mujer que sea sobreviviente de violencia, que esté en situación de riesgo, tiene la posibilidad de salir y dejar a sus hijos. Sin un espacio seguro donde dejarles, por más que consigan trabajo, no van a poder ir”, enfatiza Vázquez.
Ese es uno de los principales problemas que deben superar las mujeres sobrevivientes de violencia de género. Aunque, por principio, el hogar debería ser el espacio más seguro para sus miembros, los datos dicen que no es así.
El 75 % de los casos de violencia intrafamiliar ocurren en el domicilio de las víctimas, según datos de la Fiscalía del Azuay entre el 2017 y 2020.
Para la mayoría de sobrevivientes de violencia, pagar un espacio de cuidado para sus hijos es imposible. Por eso es importante que el Estado destine recursos a los centros públicos, reflexionan las mujeres de la Casa María Amor.
Aunque hay iniciativas que ellas resaltan, también explican que muchas de las veces no están apegadas a su realidad. “Nuestras compañeras normalmente trabajan desde las 07:00 y la mayoría en trabajos informales: lavando ropa, limpiando casas, cuidando guaguas… Si el centro de cuidado infantil abre a las 8:30 y cierra a las 4, pero ellas recién salen de sus trabajos a las 6 de la tarde, eso no está apegado a la realidad”, explica Vásquez.
Apoyo a los emprendimientos
Johanna Sisalima es tecnóloga en alimentos. Ella es la tercera integrante del equipo de apoyo a las emprendedoras. Su trabajo en la pandemia fue fundamental. Como no podían reunirse, les asesoraba desde su casa para que las mujeres puedan mantener sus negocios y tener ingresos. «Les mandaba videos de procedimientos, de recetas, que sean accesibles para ellas», cuenta.
«Yo he trabajado en cocina, pero este lugar me llena porque es otro objetivo. Con las compañeras le ponemos el corazón».
Johanna Sisalima
Todos los recusos que se generan en los emprendimientos van directo hacia las mujeres. «Cuando hablamos de autonomía económica, al final eso se traduce en dinero. Ellas generan recursos para contribuir a sus economías», explica Vázquez.
Las mujeres que son parte de estos proyectos cuentan que los ingresos extras les sirven «para pagar los tanques de gas», «para pagar la tarjeta del bus», «para mandarles el refrigero a mis hijos», «para la medicina de alguno de mis guaguas».
Para la mayoría de las personas, esos gastos pueden parecer pequeños, pero para las mujeres que han iniciado procesos de autonomía lo es todo.
Tres personas forman el equipo técnico que acompañan los emprendimientos para dar sostenibiliad a los procesos. Desarrollan talleres, capacitaciones, para que las mujeres estén realmente preparadas para cuando van a buscar trabajo.
La sede de Mujeres con Éxito está en las calles Baltazara de Calderón y Miguel Vélez, dos cuadras más arriba del parque de San Sebastián. Aquí funcionan la lavandería, la cafetería, el restaurante y la panadería. Sirven desayunos, almuerzos (en el local y a domicilio), venden pan los miércoles bajo pedido y también ofrecen la opción de desarrollar reuniones porque tienen salones amplios.
Los pedidos se pueden realizar a los teléfonos 2834139 y 0984747919.