Desde que la humanidad se organizó en clases sociales dentro del ordenamiento de estados, gobiernos y comunidades, la forma más fácil de lograr recaudar riquezas que servirían para emprender obras inmensas, progresos comunitarios, guerras, conquistas y la mayoría de veces para el boato y el dispendio de la clase dominante, fueron los tributos. Nada mejor para inflar las arcas, que las riquezas del grupo de gente trabajadora y exitosa obligada a contribuir so pena de juicios y castigos. No cambió el sustrato humano y desde griegos, egipcios, otomanos, musulmanes, romanos y por supuesto las artificiosas religiones que ocultaron siempre sus infamias y morbo con supuestos pecados para castigar al pueblo y evitar su justa protesta, campea hasta hoy, mientras ellos, enriquecidos, corruptos, se cubren de pieles, encajes y oro fastuoso. No escapan, pues al fin es la misma carne y el mismo barro, los mayas, incas, aztecas y otras lacras como monarquías, dictaduras, que infringen impuestos inhumanos al pobre hombre de a pie, mientras que ellos disfrutan. Como ejemplo inmenso, Luis XIV y su enorme corte, que hartó al pueblo que redujo a polvo el poder monárquico y la tiranía, tomándose la bastilla y decapitando sus reyes.
Hoy, como siempre la ley de reactivación económica viene con aquel sabor de tiranía moderna, donde acreedores como el BM y otros entes acreedores condicionan su ayuda y salvataje al depauperado país, siempre que nivele y sincere las cuentas e ingresos, cosa que solo puede venir del lado de impuestos de muchos tipos, aquí sí, de gran imaginación para aumentarlos o crearlos. Sin duda, Lasso y su equipo tienen que hacer esto dado el espantoso saqueo de nuestros recursos por la pandilla del siglo 21. La Asamblea, ente que no sirve para nada, solo vocifera sin lograr resultados y al fin pasa el proyecto por el Ministerio de la Ley, cosa conseguida con sabor de triunfo del gobierno, con la abstención de los pillos correístas, que sin dudarlo se abstuvieron y ayudaron a su archienemigo, negociando prebendas que serán develadas pronto, algunas muy obvias como perdonar cárcel y cuentas a cientos de sus delincuentes prófugos, en primera fila Glas, pues su bancada no podía tener aquella conducta, sin algún y gran provecho. Mientras tanto el pueblo, sigue amarrado y eligiendo adefesios como representantes que nos defiendan. Llega el momento de pedir altivamente, que recauden lo robado, que no es poco, a cambio del dogal de los tributos. (O)