Razón, conocimiento y libertad

Hernán Abad Rodas

Considero que la razón es como un ministro prudente, un guía leal y un sabio consejero; es la luz en las tinieblas, como la ira es oscuridad en medio de la luz, es sabio dejar que la razón sea nuestra guía, no el impulso.

Pero siempre debemos tener presente que, aunque la razón esté a nuestro lado, de nada vale sin la ayuda del conocimiento.

El hombre por más títulos académicos que haya obtenido, o esté dotado de poder, dinero o fama, pero carente de juicio y débil frente al control de sus emociones, es como un soldado que entra al combate sin armas. Su cólera emponzoñará a su comunidad, y él será, como el grano de áloe en una vasija de agua pura.

Debemos examinar nuestra consciencia y corregir nuestras faltas; sino cumplimos con este deber, no seremos fieles a nuestro conocimiento y a la razón que habita dentro de cada uno de nosotros.

Observémonos a nosotros mismos cotidianamente, como si fuéramos nuestro propio enemigo, porque no podemos aprender a gobernarnos, mientras no podamos primero aprender a gobernar nuestras propias pasiones y a obedecer a los dictados de nuestra conciencia.

Razón y conocimiento son como cuerpo y alma. Sin el cuerpo el alma no es más que viento vacío. Sin el alma, el cuerpo no es más que una estructura anatómica carente de sentimiento.

Cuando nos hable la razón, escuchemos lo que nos dice, y estaremos a salvo, hagamos buen uso de sus recomendaciones, y seremos como un soldado fuertemente armado, en defensa de la paz, la justicia y la libertad.

Cada persona es única y diferente, cada una tiene planes para su propia vida, la libertad le permite esforzarse para cumplirlos, y en ese esfuerzo irá creciendo cada vez más espiritual y materialmente; pero para lograrlo es necesario que nadie lo sujete, o le impida dar pasos por ese camino.

La libertad es una condición que nace de la dignidad. La libertad no es, no puede ser una ideología ni una estructura inventada para justificar el poder,

tampoco es la doctrina de un partido; es una virtud que hay que ejercer, y estamos obligados a cuidar para vivir con dignidad, paz y justicia.

La libertad nunca debe esconderse tras el velo del temor y del silencio. (O)