Conocida mayoritariamente como estrés (palabra reconocida por la RAE) la ansiedad y sus sinónimos han hecho presa de la población mundial; sin lugar a dudas, tenemos razones más que suficientes para sentirnos agobiados con las calamidades que provocan la pandemia, la situación económica, sociopolítica global y si a ello añadimos la irresponsabilidad de ciertos sectores de la población nos encontramos en un túnel que requiere nuestro mejor esfuerzo para superar esta crisis. Recordamos, con cierta sonrisa nostálgica, las siete virtudes teologales y cardinales que nos enseñaban en la escuela y reconocemos que una educación integral en valores es urgente; más allá de la religiosidad debemos revisar, una vez más, el pensum de estudios en nuestro país puesto que fortalecer el espíritu es indispensable. Un programa que incluya la salud física y emocional a través de puntualizar ciertas materias como literatura, cívica, deporte obligará al estudiante a una disciplina mejor. La educación virtual llegó para quedarse, por lo tanto, es indispensable revisar el plan de estudios direccionado a esta situación que dejó de ser temporal. Mientras tanto, el nerviosismo que traen las noticias, los niveles de terror que sufrimos deben ser atacados con la templanza, el coraje y una buena predisposición para mirar el presente y el futuro por más difícil que lo consideremos. (O)
