Al año le quedan dos fines de semana más y todo se habrá consumado… y consumido. La frase suena medio apocalíptica no por lo que ha pasado sino por lo que comenzaremos a observar el próximo año: Los preparativos para la renovación (o reelección) de las autoridades locales.
Si bien es cierto que la elección en sí mismo tendrá lugar en el 2023, será el próximo el año de la preparación y, como se sabe, el de mayor inversión en obra pública y en comunicación por parte de quienes este momento están en el poder. Será también el año de mayor exhibición para concejales y otros políticos, con o sin cargo público, preocupados por mostrarse como posibles candidatos o cabezas de serie de un colectivo, movimiento o partido político.
Un año en competencia por la visiblidad, por conseguir la recordación y el posicionamiento en el imaginario colectivo a través de los medios de comunicación o de la estrategia de comunicación digital que mejor se diseñe para estos efectos.
Nótese que hasta ahora no he mencionado los temas de discusión, no porque no existan preocupaciones y necesidades en la sociedad, sino porque con seguridad ocuparán la menor de las preocupaciones en los políticos candidatizables. Ya vendrá la discusión por el transporte, la minería, el Tranvía, la seguridad o el empleo, por ahora, lo más importante será que los recuerden con sonrisas, en eventos, cortes de cintas, primeras piedras y en cuanto acto público pueda ofrecerse con mantel y silla (o sin ella). Si tiene nombres en mente que podrían estar en este trajín el próximo año no deje de compartirlos conmigo.
Hasta tanto disfrute estos dos fines de semana, serán los últimos con una agenda más apegada a la realidad; con una esfera pública consciente de lo efímero que será este momento de paz pensando en lo familiar y lo personal. (O)