En tanto nos preguntamos cómo ingresó al Ecuador uno de los criminales sexuales más buscados del planeta y las posibles víctimas que pudo haber dejado en nuestra ciudad y el país, los colectivos sociales evidencian, una vez más, los asesinatos de ciento setenta y cuatro mujeres ocurridos en este año. Una cifra aterradora que clama por una justicia real la cual obligue a no dejar en la impunidad a los agresores y que visibilice a los huérfanos y el dolor de las familias; cada ¡cuarenta y cuatro horas! una mujer es asesinada por razones de género y este año registra el mayor número de femicidios, mientras la sociedad civil mira para otro lado. Cuenca es la ciudad de las paradojas y el país es un lugar en el que no existen los derechos humanos, los niveles de pobreza han aumentado exponencialmente en la pandemia y la cifra del 32,2 por ciento a nivel nacional lo dice todo.
Pobreza, violencia, delincuencia en general es el panorama de este 2021 catalogado como el año más violento y nefasto en el Ecuador, por lo tanto, seguimos denunciando estas realidades con el único afán de que nuestros lectores unan sus voces. No se trata de anécdotas separadas, la criminalidad es patógena y se ha vuelto habitual y permanente, la indiferencia del ciudadano común la abriga y sostiene. Inútil hablar de autoridades, asambleístas, políticos y otros, únicamente el pueblo debe tomar conciencia y reclamar sus derechos. Y el derecho a la vida, por supuesto. (O)
