Además de su historia religiosa y lo que representa para Cuenca, la iglesia de Todosantos es un lugar en donde prima el silencio. A pesar de estar entre el ruidoso río Tomebamba y la transitada Calle Larga, adentro, entre sus paredes y sus patios y sus huertos, reina el mutismo.
Por esa razón, por la necesidad de mantener la calma, es que el lugar ha sido un asiduo espacio para los turistas. Sin embargo, una vez que se declaró la emergencia sanitaria en Ecuador, la iglesia se cerró, y los creyentes y los visitantes no pudieron entrar hasta hace unos dos meses, que los cultos domingueros se reactivaron.
Por su importancia, por lo que entrega a quienes la visitan, es que la Comunidad de Todosantos emprendió, una vez más, el trabajo de reactivar los espacios que años atrás sufrieron las consecuencias de dos incendios.
A pesar de todos los problemas que se han ido suscitando, un grupo de religiosas, desde hace algunas semanas empezó a moverse para que varias de sus ideas se hagan realidad: crear itinerarios turísticos y entregar nuevos servicios de alimentación.
“Estamos preparando nuevos servicios. Queremos contar con rutas alternativas como la zona de la panadería, de los huertos. Queremos Todos Santos sea parte del itinerario que cumplen los turistas en la ciudad”, dijo Lina Enderica, administradora del Complejo Patrimonial Todos Santos.
El objetivo de la congregación religiosa es abrir sus puertas a espacios a los que muy poca gente ha podido acceder. Por ejemplo: los huertos que cuidan las hermanas y la panadería en donde se hacían los panes y dulces en horno de leña.
A ellos se suman el museo, un proyecto que cada vez está más cerca de cristalizarse porque los espacios ya están listos para ubicar una serie de objetos patrimoniales que mostrarán la historia de quienes pasaron por la iglesia y por el convento de Todosantos.
“Le hemos puesto mucho empeñe para que salga la reapertura. Hemos tenido ya varias reuniones y esperamos que para abril del próximo año las puertas de Todos Santos se reabran al público”, dijo Patricia Gualpa, hermana que integra el grupo que ha venido trabajando para reabrir el complejo patrimonial.
Como parte del proyecto hay un objetivo mucho más grande: la adecuación de un hostal dentro del espacio religioso. Para esto, según Alba Arias Ochoa, superiora de la Comunidad de Todosantos, la Universidad del Azuay está trabajando en un anteproyecto que permita a las religiosas cumplir con sus ideas.
“Todavía faltan muchas cosas que hacer pero poco a poco vamos buscando los recursos que nos permitan restaurar algunos de nuestros espacios. Por lo pronto ya pensamos en la reactivación para el próximo año para recibir a los turistas”, explicó la superiora de la Comunidad de Todosantos. (I)
