Bangkok (EFE).- Los servicios de emergencia continuaron este domingo los trabajos de rescate y reparación de los daños tras el paso por Filipinas del tifón Rai, que ha dejado al menos 31 muertos y más de 488.000 desplazados en la región central del archipiélago.
En su último informe, el Consejo Nacional de Gestión y Reducción del Riesgo de Desastres (NDRRMC, siglas en inglés) señaló que hay más de 3.700 viviendas dañadas, así como 227 localidades sin electricidad y 22 carreteras afectadas.
El embate del tifón, conocido como Odette en el país y el decimoquinto en llegar a Filipinas este año, ha pasado por unas nueve islas donde ha arrancando los techos y provocado daños en numerosos edificios.
El tifón, que tocó tierra el jueves con vientos de hasta 240 kilómetros por hora, salió el sábado de Filipinas tras causar inundaciones y corrimientos de tierra, lo que ha cortado las comunicaciones en las regiones de Visayas y Mindanao.
La Guardia Costera filipinas indicó hoy que hay más de 1.700 pasajeros varados debido al daño causado por el tifón en puertos de la región.
Según la cadena CNN, el presidente filipino, Rodrigo Duterte, supervisó el sábado desde un avión la isla de Siargao, una de las más afectadas por el tifón y también tiene previsto visitar otras zonas de la región este sábado.
Muchas provincias, incluidas Cebu, Bohol y Guimaras, han sido declaradas zonas de desastre debido a los daños sufridos.
Un promedio de 20 tifones azotan Filipinas cada año y el más destructivo fue el supertifón Haiyan, el mayor de la historia reciente de Filipinas y que en noviembre de 2013 golpeó las islas de Samar y Leyte, matando a unas 7.000 personas y dejando a 200.000 familias sin hogar.
Filipinas es uno de los países más vulnerables a la crisis climática debido a los desastres naturales y, además, se asienta sobre el llamado «Anillo de Fuego del Pacífico», una zona que acumula alrededor del 90 % de la actividad sísmica y volcánica del planeta. EFE