Mauricio Carrión, oriundo y morador de Zaruma de 78 años de edad, se niega a dejar su casa, ubicada a unos 20 metros del socavón que se hizo el miércoles 15 de diciembre de 2021 en la calle Colón, en el casco urbano de Zaruma, El Oro. Se trata de una infraestructura de 180 años.
«Esa noche (15 de diciembre del 2021) escuché una detonación seca, pensé que fue dinamita. No me alarmé porque, aunque tembló la casa, estamos acostumbrados a que Zaruma es una zona sísmica. Pero unos segundos después se apagó la luz y escuché un ruido sordo, tenebroso, una cosa terrible, parecía que un camión grande arrastrara alguna cosa», recuerda Carrión, escritor y expolítico.
Al recorrer la zona, Carrión se llena de tristeza al ver cómo la calle donde jugó cuando era pequeño -la más antigua de Zaruma- está hundida. Le es fácil recordar -con orgullo- que su abuelo materno construyó el colegio 26 de Noviembre y puso el agua potable, mientras que su abuelo paterno colocó el alumbrado eléctrico e hizo la escuela La Inmaculada Fe y Alegría que desapareció por un socavón en 2016.
«Este pueblo, desde hace más de 30 años, va de más a menos, por la corrupción de la codicia que produce el oro», dice Carrión. Está convencido que Zaruma en algún momento se hundirá por los túneles que tiene bajo tierra consecuencia de la actividad minera.
En octubre pasado, Jhansy López, alcalde del cantón, aseguró ante la Comisión de Desarrollo Económico de la Asamblea Nacional que en los íltimos 30 años la minería ilegal ha sido crítica para Zaruma porque la realizan cerca del casco urbano, una zona de exclusión. Explicó sobre la necesidad de entrar a los túneles y combatir esta actividad ilícita.
Según el presidente Guillermo Lasso, lo sucedido en Zaruma no se debe solo a la minería ilegal, sino que también a la minería legal. El Mandatario asegura que algunas concesiones mineras legales desarrollaron actividades ilegales debajo de esta ciudad, e incluso hay casas que se les ha utilizado como una suerte de ventilación para los túneles que están debajo. Explicó que bajo Zaruma hay dos huecos, uno, el más grande, a 50 metros más abajo que el hueco superficial.
Para Carrión, los que tienen las concesiones son los causantes de la minería ilegal. Asegura que las concesiones, al no conocer el cantón, tienen empleados que les manejan los negocios. La gente pobre -continúa- acude a las concesionarias pidiéndoles que les dejen cavar aunque no conozcan las técnica de cómo hacerlo. Cavan por donde quiera, pero debería ser la concesionaria la que les explique por donde está permitido, menciona.
«La concesión les da $ 40.000 en la mano y a cavar muchachos. Sacan el material, que más o menos una tonelada son 20 sacos, y lo llevan para que les trituren el cuarzo por $200 y de ahí recién obtienen uno o dos gramos de oro. Si no sacan nada, igual tienen la deuda que deben pagar. Los que se hacen ricos son los dueÒos de las concesiones. A esto le llaman minerÌa ilegal», explica Carrión.
Xavier Vera Grunauer, viceministro de Minas, dice que lo sucedido tiene como causa las actividades de minería ilegal que no han respetado las 177,7 hectáreas de exclusión minera.
Para María Eulalia Silva, presidenta de la Cámara de Minería del Ecuador, lo que ha hecho el Estado frente al hundimiento de Zaruma ha sido insuficiente. Considera que el Poder Judicial debería identificar, perseguir y sancionar a los responsables. «La minería debería ser tomada como un tema país porque es una alternativa verdadera de desarrollo para todos. No solo se trata de tener permisos, se trata de cumplir esos permisos y para eso hay órganos de control», dijo Silva en una entrevista en un medio de comunicación.
Después de este último socavón, la Agencia de Regulación y Control de Energía y Recursos Naturales No Renovables, la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas (FF.AA.) se comprometieron a realizar inspecciones continuas a las labores mineras que se ubican en las proximidades de la zona de exclusión. Las FF.AA., por ejemplo, ya inició dichas inspecciones.
Para el escritor Carrión, el hundimiento de Zaruma es definitivo y cree que los interesados por el oro ubicado en el casco urbano harán todo lo posible para que se den más socavones para que la gente se asuste y deje el territorio.
«Sospecho que fue provocado (el socavón) a distancia: no hay muertos, ni heridos. Cómo es posible esto. Se desploma la casa construida en 1929 y no hay heridos, si esa casa era habitada. Pero de pronto empieza la histeria colectiva y la gente se empieza a ir. Todo me parece raro», reflexiona Carrión.
«Todo lo que está pasando es para crear pánico y que Zaruma se hunda para que sea un pueblo abandonado y comenzar a meter los tractores. Todo es un teatro, el oro lo sacan porque lo sacan. Pero yo no me voy de mi casa, me hundiré con ella», concluye Carrión.
De acuerdo con un recorrido que se realizó, se pudo observar que los túneles para la minería ilegal son pequeños, entran los mineros acostados y así pican, no tienen rieles ni seguridades.
Las casas se siguen agrietando. Los más de 300 evacuados de las edificaciones ubicadas a 200 metros a la redonda del socavón sacaron sus cosas a las casas de vecinos o a otras propiedades suyas. Los locales cercanos también están vacíos. Incluso las puertas de vidrio de los negocios se las están llevando. La gente en Zaruma está atemorizada por lo que podría pasar con sus viviendas. (I)