Cuando, en alguna ocasión, Blanca Vanegas había entrado a la biblioteca Daniel Córdova Toral y se había topado con el desorden que se veía entre los estantes, deseó con ansías ponerse a ordenar, a darle un sentido a ese espacio en donde había cientos de libros. Sin embargo, no le permitieron, a pesar de que se prestó para ese trabajo.
Blanca, decepcionada de no poder organizar la biblioteca que se fundó el 3 de noviembre de 1927, regresó al lugar en donde ha trabajado por 32 años: la biblioteca de Sayausí, en donde es bibliotecaria.
No obstante, sin imaginarse, en el 2020, cuando no se sabía mucho sobre la pandemia y el virus que la provocó, la Dirección de Cultura del Municipio de Cuenca y su Red de Bibliotecas Municipales le pidieron a Blanca que se encargue de hacer el inventario de la biblioteca Daniel Córdova Toral.
Nunca antes, en ese espacio, se había realizado el asiento de los elementos que lo componen. Para Blanca, el pedido era una responsabilidad inmensa, pero sabía que podría con un equipo de trabajo que se conformó con los bibliotecarios de las parroquias rurales de Cuenca.
Entonces, mientras la emergencia sanitaria seguía, los bibliotecarios se encerraron en la biblioteca para empezar un trabajo al que se le consideró como un rompecabezas.
“Pedí ayuda a todos, desde el conserje, para mover absolutamente todo. Estaba tan desorganizado que ingresamos los libros por clasificaciones. Todo estaba entreverado, no había una organización para que alguien encuentre”, explicó Blanca a diario El Mercurio.
Cuando los bibliotecarios iniciaron con su trabajo, constaban un poco más de 20.000 libros. Luego, una vez que se revisaron las cajas y los estantes, y ordenaron e ingresaron lo encontrado, el acervo de la biblioteca llegó a las 33.674 obras.
A ello se sumaron 1.494 periódicos que datan desde 1935 y que estuvieron mezclados entre sí, sin ninguna organización; se sumaron 1.219 revistas y 524 discos compactos; y también se incluyeron 658 libros históricos.
Para Janeth Baculima, quien acompañó y ayudó en la organización de la biblioteca, era importante saber con qué se cuenta, porque, al final, el público, el lector es el beneficiado.
“Este trabajo ha sido importante porque como biblioteca pública, nosotros, como servidores públicos, nos debemos a nuestros usuarios. Debemos saber qué tenemos y qué nos falta para poder gestionar”, dijo Baculima.
Y, precisamente, sobre lo que falta, una vez que se presentó el inventario, habló la directora de la Dirección de Cultura del Municipio de Cuenca, Tamara Landívar.
Según explicó Landívar a El Mercurio, uno de los planes y una parte del presupuesto, además de invertirse en la construcción de un plan lector para el cantón, es intervenir en la fachada de la biblioteca Daniel Córdova Toral, con el afán de darle otra cara al espacio que ya tiene un orden y que puede ser visitado por el público. (I)