Escribo con amor y profunda solidaridad para quienes en estos dos últimos años han sorteado con temor y valentía a la pandemia de la COVID-19, y entendieron que había de establecerse dos prioridades: cuidar la salud; y el trabajo, mientras se pudo.
Extiendo un abrazo fraterno a las familias de tantos amigos, conocidos o ciudadanos en general, que perdieron a sus seres queridos, y se enfrentaron al duelo con su angustia, pero se apoyaron en las ganas de seguir luchando por un futuro menos esquivo.
Saludo en esta navidad, a los médicos que hicieron de su esfuerzo un gran escudo para sanar a todos quienes, por circunstancias del destino y su cuidado, no murieron en esta lucha del mundo por terminar contra este acuciante virus.
Brindo por la excepcional respuesta que los ciudadanos conscientes y solidarios con los demás, han dado al proceso de vacunación, demostrando el apoyo a un gobierno preocupado por la salud en esta etapa en la cual es fundamental dar un golpe de timón definitivo al manejo de la salud pública. Expreso mi deseo sincero a quienes, por alguna razón, incluidas las ideológicas, no se han vacunado aun, para que entiendan que el rebrote del virus encuentra en los menos inmunizados, el caldo de cultivo para impregnarse, y convertirse en letal.
Celebro el haber obtenido las metas proyectadas, los pasos dados con certeza, y también de aquellos en los cuales me equivoqué, pero tuve la fortaleza de levantarme para seguir. Me entusiasma la recuperación del país; los 275 mil empleos directos adicionales formalizados desde mayo de 2021; el aire nuevo para pensar que la corrupción va siendo golpeada, y sus mayores manifestaciones puedan liquidarse.
Envío mi abrazo fraterno, a los ecuatorianos que sufren en estos días el lapidario golpe de la naturaleza en zonas como Zaruma, Chimbo, e Ibarra; en la erosión regresiva del río Piedra Fina, a la altura de la provincia de Napo y las consecuencias nefastas en la producción petrolera.
Mi afecto eterno a quienes en esta navidad abrirán sus puertas y corazones hacia los más necesitados, como expresión del acompañamiento para encontrar una sociedad menos desigual. (O)