Especial tiempo nos ha correspondido vivir, rodeados de conflictividad con la diáspora de latinoamericanos que buscan superar su tragedia. Un escándalo tras otro y vestidos de la más atroz desvergüenza en quienes ostentan el poder otorgado por el pueblo o por el político de turno. Así como las series de narcos o la turbulencia humana, hemos sido testigos de un verdadero cordón de bochornos en el accionar de muchos políticos que lejos de cumplir con sus obligaciones de manera decorosa, honesta y responsable, son protagonistas de actos reñidos con la moral, apegados a la traición al pueblo, protegidos por una justicia que no camina o que en medio de leguleyadas permite la burla hacia los ecuatorianos, que estupefactos miran inverosímiles procesos que muestran a las pájaros contra las escopetas.
Siempre soñando con un futuro mejor, cuando se trata de reactivar la economía del Ecuador, en medio de dificultades múltiples que son alimentadas por la ausencia de voluntad de ecuatorianos que no desean vacunarse y que exponen al resto a conflictos sanitarios de criticidad. Turbulencia y sangre con sicariato, hambre, desempleo, robo y miseria en grandes grupos de la sociedad, todo resultado de inequidad, corrupción y ofertas incumplidas por parte de los salvadores de la Patria, que a la postre resultan ser quienes alimentan el negro futuro del País.
Como llega el 2022, hacemos fuerza para desearnos mejora de las condiciones económicas, laborales y humanas. Porque exista la paz social y las condiciones que mejoren al pueblo y nos conduzcan por mejores senderos, en consolidación de praxis políticas que respeten al elector y se distancien del engaño.
Para que al Azuay tenga vías de comunicación que nos integre el Ecuador a su sistema vial, hoy no somos ni de aquí…. ni de allá. (O)