Por mucho que nos esforcemos no podemos conocer con certeza plena lo que ocurrirá en el futuro, pero la curiosidad por saberlo es parte de nuestras existencias. Vivimos en un entorno humano que ha cambiado con fuerza desde que nuestra especie hizo presencia en la tierra. Estamos dotados de creatividad, lo que nos lleva a pensar en los cambios, sin descontar que puedan aparecer situaciones no previstas para las que no estábamos preparados y debemos hacerlas frente. La posibilidad de anticipar lo que ocurrirá en medio de las circunstancias que vivimos incentiva nuestra creatividad para poder influir positivamente en las innovaciones que esperamos se harán realidad sin tener plena seguridad del éxito de nuestros esfuerzos individuales y colectivos.
Hace dos años apareció una enfermedad sin antecedentes para la que no estábamos preparados ni en los niveles científicos más avanzado. ¿Se logrará superarla en este año que se inicia? Con optimismo creemos que sí, pero la certidumbre nos ha mostrado que los avances en este campo no han sido suficientes por la versatilidad de este virus que se manifiesta con variaciones. Esperamos que en este año se “gane la batalla” en forma definitiva, como ha ocurrido con otras enfermedades. Crisis de esta índole son negativas, pero no olvidemos que son situaciones que incentivan con fuerza la creatividad como ha ocurrido a lo largo de los siglos.
Los inicios de un nuevo año nos incitan a tratar de conocer lo que ocurrirá con más intensidad y una dosis de optimismo basada en los progresos que han permitido salir delante de innumerables situaciones perjudiciales. Todos buscamos mejorar las condiciones de vida, lo importante es mantener esta visión optimista sin caer en un negativismo fatalista ni en ilusiones irreales. Al comenzar este año miremos positivamente lo que ocurrirá considerando que, de alguna manera, depende de nosotros, de nuestra actitud positiva ante el futuro.