Las comparsas de Cuenca, una fiesta que ha cambiado con el paso del tiempo

En antaño, cuando llegaba el 6 de enero, la gente salía a las calles para burlarse de los sucesos que habían marcado el año. Ya sean disfrazados o con el atuendo del día, pero con el talento para imitar, familias enteras, amigos y conocidos se reunían para la sátira en el evento de Amistad Club y la Unión de Periodistas del Azuay.

Conforme pasó el tiempo, las reuniones se convirtieron en una marcha de mascaradas que, en principio, organizaba Daniel Pinos, el fundador de Radio Cuenca, en su emisora. Esa forma de comparsa fue adoptada por Amistad Club para llevarla a las calles de la ciudad.

Fue entonces que el evento se afianzó, y por la calle Bolívar los transeúntes y el público veía dos desfiles: uno que se realizaba en la tarde y otro en la noche. En el caso del evento nocturno se veía un poco más de picardía y desvergüenza de los participantes.

Pero la ciudad creció, el público cambió, nuevas generaciones llegaron, y el desfile que se hacía en la calle Bolívar pasó a la avenida Solano, en donde, para César Banegas, actual presidente de Amistad Club, hubo una mutación del evento cuando la familia Eljuri presentó una obra alegórica de una de las marcas de sus negocios.

“Allí se dio un quiebre en el sentido de calidad. Obviamente que las anteriores tenían mucha calidad, pero era para su tiempo. Hubo cambios, y algunos dicen que antes era mejor, pero para su tiempo”, opinó Banegas.

Desde entonces, las instituciones comerciales y educativas, las familias y los grupos pequeños empezaron a presentar nuevas propuestas en las que primó la creatividad y la habilidad para hacer, por ejemplo, muñecos gigantes que emulaban a ciertos personajes de la ciudad y del país.

Nuevas propuestas

Para la presentación de nuevos trabajos, las universidades e instituciones educativas fueron fundamentales. Gracias a la labor de cientos de estudiantes, trabajadores, graduados y docentes, cada año se llegaron a ver grandes propuestas que fueron admiradas por el público.

Por esa razón, en el contexto de los cambios que había tenido la fiesta de la sátira, surgió la Máscara Dorada que fue ideada por Rómulo Ortega, integrante de Amistad Club. La idea era entregar un reconocimiento a la creatividad de los participantes.

Sin embargo, para Esteban Torres, ex decano de la Facultad de Artes, las comparsas no se reducen a quién ganó o perdió.

“La comparsa es un momento de ganar y ganar, es un momento en el que todos ganan porque se comparte, porque los estudiantes ejercen su experticia, porque todos comen de un mismo plato. Esa es la comparsa, ese es el triunfo de la comparsa”, dijo Torres a El Mercurio.

Pero, este año, ni los triunfos, ni la sátira, ni la creatividad estará presente en las calles de Cuenca porque la emergencia sanitaria y las disposiciones del COE nacional obligó a que los organizadores de las comparsas no la realicen.

Aun así, Amistad Club cree que ya llegará el momento en que la población volverá a ver el evento que ha tenido sus altos y bajos, pero que se ha mantenido en el tiempo. (I)

Andrés Mazza

Periodista y fotógrafo. Escribe sobre cultura, educación, migración y astronomía.

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