El Gobierno ha cumplido varios retos y muy bien. El proceso de vacunación sigue siendo una de las políticas públicas más importantes de la última década. La imagen internacional y credibilidad del Estado, es ya un bien significativo para el país.
Pero los retos para este año descansan en la concreción de un Gobierno capaz de ejecutar acciones para alcanzar su agenda. Hay que encontrar cercanías en el manejo político y la coordinación de Carondelet. Se hace fundamental dar un giro en la gestión y gerencia del Gobierno Nacional. Pues, es recurrente mirar a un Presidente -de alguna manera aislado- con la fortaleza de sus ideas y plan por ejecutar pero con la misma interrogante: ¿la ejecución en dónde está?
Es que, es necesario encontrar al articulador político que pueda desarrollar acuerdos y lograr mínimos en el frente social sí; pero por sobre todo con la Asamblea Nacional. Por ejemplo, el Presidente de la República asistió en dos ocasiones al Palacio Legislativo a presentar proyectos normativos para su tratamiento; éstos jamás fueron conocidos siquiera en el Pleno. El Ejecutivo mostró voluntad de diálogo y frenó la disolución del Legislativo con la figura de la muerte cruzada; pero la lejanía siguió intacta.
Las cárceles y seguridad ciudadana son también un problema a encontrar solución. La dimensión ejecutiva de la administración pública en estricto sentido, encuentra emboscadas todo el tiempo. Hay una especie de carrera por mostrar al mejor ministro del mes entre las carteras de Estado, olvidando que lo que importa es hacer un mejor país cada mes.
Hay que liberar los caminos, conducir la efectividad y gestionar políticamente las decisiones del Gobierno Nacional. (O)
