Alcance de la prensa escrita

Frente a quienes afirman que casi nadie se fija en la letra impresa, me causó satisfacción constatar que no es cierto con los datos de la firma Interviú del Grupo Informedia, publicados por Diario El Mercurio el 27 de diciembre pasado. Mejor aún que Cuenca registra la cifra más elevada: 22 puntos porcentuales sobre Guayaquil y 37 respecto a Quito. El rotativo cuencano tiene en promedio 54.047 lectores diarios, es decir el 17% de la población, que le asignan una credibilidad oscilante entre 48.629 y 67.568.

Alentadora realidad que ojalá crezca para superar ese elevado porcentaje de niños, que con diez años de edad no comprende una lectura de su nivel. Según la Unesco la pandemia con la exclusiva teleducación, elevó esta deficiencia del 62 al 72%.

Si para cualquiera resulta importante expresarse correctamente, con mayor razón quienes optan por la comunicación social, así como las profesiones humanísticas, que nacen esencialmente de la riqueza intelectual adquirida mediante la lectura y la experiencia.

Lo virtual inevitablemente seguirá expandiéndose, pero no para sustituir peor desaparecer aquel contacto real, eterno, personal, directo, tangible, literario, educativo. El periodismo impreso, el libro, el papel, contribuirán a ello.

Ya la televisión asestó duro golpe a los medios impresos, a tal punto que el magnate fundador de la cadena CNN, predijo la muerte de los mismos. Ahora lo intenta el internet abarcando también cualquier publicación de tinta y papel. Sin embargo estos renacen como el “ave fénix” de sus propias cenizas. Continuarán los problemas empero, como las experimenta este momento el centenario diario capitalino El Comercio. Veremos qué sucede. Conscientes eso sí sobre la necesidad de transformar las dificultades en oportunidades. (O)

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