El refuerzo militar ruso cerca de Ucrania ha disparado las alarmas de la OTAN y la tensión generada ha llevado a Rusia a proponer unas garantías de seguridad en Europa de las que los propios países europeos no quieren quedar desplazados.
Todo ello se aborda esta semana en una serie de reuniones de las que no se espera una solución pero que son importantes por ser las primeras que accede a mantener Moscú desde el inicio de esta crisis.
QUÉ HA OCURRIDO
La OTAN y Ucrania han venido alertando desde noviembre de que Rusia ha reforzado sus efectivos militares “dentro y junto” a la frontera de esa república exsoviética con decenas de miles de tropas y armas pesadas, lo que consideran una amenaza visto que en 2014 Moscú ya se anexionó la península ucraniana de Crimea y apoyó a los separatistas que controlan regiones al este del país.
CÓMO HA REACCIONADO LA OTAN
Los aliados han advertido a Rusia de que si vuelve a incurrir en una agresión a Ucrania, país socio de la OTAN, le impondrán nuevas sanciones, también de naturaleza económica, que aseguran que supondrán un alto coste para el país. Además, están dispuestos a reforzar sus posiciones militares en el este de Europa, como ya hicieron tras la agresión rusa de 2014.
QUÉ DICE RUSIA
Moscú ha asegurado que no tiene intención de atacar Ucrania y ha propuesto a los aliados unas garantías de seguridad en Europa que incluyen una moratoria sobre el despliegue de misiles de corto y medio alcance en Europa lanzados desde tierra, y que Ucrania y Georgia nunca formen parte de la Alianza Atlántica por las pretensiones de Moscú de que esos países continúen bajo su esfera de influencia.
Así, pide que en la próxima cumbre de la OTAN en Madrid los líderes aliados especifiquen en su declaración que los dos países nunca se integrarán en la organización.
POLÍTICA DE PUERTAS ABIERTAS
La OTAN, en cambio, asegura que no va a cambiar un ápice su “política de puertas abiertas”, por la que ha ido sumando miembros a lo largo del tiempo y llegan ya a 30, y rechaza cualquier noción de “esfera de influencia”, que ve más propia del pasado, de la época de la Guerra Fría.
En su cumbre de 2008 en Bucarest, los aliados decidieron que tanto Ucrania como Georgia “se convertirán en miembros de la OTAN” cuando estén preparados para ello y así lo acuerden entre ellos, teniendo en cuenta el derecho soberano de cada país de escoger sus propios acuerdos de seguridad.
PROPUESTA RUSA SOBRE SEGURIDAD EN EUROPA
Rusia ha instado a los aliados, al hilo de la tensión generada con su refuerzo militar junto a Ucrania, a desistir de toda actividad militar en su patio trasero, desde Europa Oriental hasta el Cáucaso y Asia Central.
En concreto además, ha propuesto una moratoria sobre el despliegue de misiles de corto y medio alcance lanzados desde tierra en Europa que, para la OTAN, no se trata de una oferta creíble.
Cree que “ignora la realidad” actual en cuanto a que no hay nuevos misiles estadounidenses en Europa pero sí rusos, asegura, del modelo SSC-8, un sistema móvil que puede desplegarse con rapidez, por lo que pide de entrada que Rusia destruya de manera verificable ese tipo de equipos.
POR QUÉ RUSIA SE VE AMENAZADA
Moscú, en todo caso, hace hincapié en que la OTAN -alianza que se basa en principios defensivos- supone una amenaza al aproximarse cada vez más a sus fronteras.
Además de advertir sobre la integración de Ucrania y Georgia, también ha criticado la ampliación de la OTAN con el ingreso en 1997 de países de Europa oriental y las tres repúblicas bálticas, que ha continuado más recientemente con países de los Balcanes como Montenegro.
Rusia suele apelar al Acta Fundacional sobre Relaciones Mutuas, Cooperación y Seguridad firmada en 1997 con la OTAN para señalar un acercamiento que considera ilegal, aunque la Alianza rechaza que en ese documento los aliados se comprometieran a no construir infraestructuras cerca de Rusia.
EUROPA PIDE PARTICIPAR
Aunque numerosos países europeos formen parte de la Alianza Atlántica, la Unión Europea no quiere quedar al margen de la conversación entre Estados Unidos y Rusia y ha insistido a través de su alto representante para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, en que cualquier discusión sobre la seguridad europea debe ocurrir en coordinación y con participación de la UE.
DETERIORO DE LA RELACIÓN DIPLOMÁTICA
En octubre, la OTAN retiró la acreditación a ocho diplomáticos de la misión rusa ante la Alianza que, aseguró, eran espías.
A continuación, Moscú cerró las oficinas diplomáticas de la organización en su territorio como respuesta.
En cualquier caso, la OTAN ha insistido en la necesidad de mantener los canales de diálogo abiertos con Rusia pese a las tensiones pero ha lamentado que Moscú no atendiera a sus propuestas de reunirse. Por su parte, desde el Kremlin decían no entender que la Alianza insistiera en dialogar mientras vetaba a sus diplomáticos.
DIÁLOGO, FINALMENTE
Mientras se confirmaba a finales de diciembre la reunión del 10 de enero en Ginebra entre delegaciones de Estados Unidos y Rusia para abordar la situación de seguridad en Europa, el secretario general aliado, Jens Stoltenberg, convocaba un Consejo OTAN-Rusia (la principal plataforma de diálogo entre las dos partes desde 2002) para el 12 de enero en Bruselas y celebraba finalmente la disposición rusa de acudir a la cita.
A esa reunión precedió otra de la Comisión OTAN-Ucrania, en la que el país volvió a insistir en la retirada de efectivos rusos de sus fronteras para poder hablar de seguridad, mientras que el jueves se ha convocado en Viena otro encuentro de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). EFE