Se ha vuelto costumbre en el Ecuador que los plazos para ejecutar acciones importantes en el campo público, no se cumplan. Bastan dos ejemplos.
Es necesario aplicar el derecho de repetición a quienes con sus decisiones condenaron ilegalmente a directivos del diario El Universo y a Emilio Palacio. El proyecto de Ley Orgánica de Repetición presentado por el Procurador en julio de 2021 no está aprobado por la presidente de la Asamblea Guadalupe Llori. El Estado deberá pagar a los ofendidos, y tendrá tres años para recuperar este dinero, antes que prescriba la acción. Jueces y autores intelectuales de esta condena, ya estarán tratando de impedir que se discuta y apruebe la ley a tiempo.
En el CPCCS, la presidenta Sofía Almeida del PSC, aupada por el correista Dávalos y el ex MPD, hoy Unidad Popular, David Rosero, “detuvieron” una sesión que iba de lo más normal, arguyendo “fallas técnicas” en la transmisión, para no aprobar procedimientos que hagan diligentes los concursos de Contralor General, Defensor del Pueblo y miembros de la Corte Constitucional. Tardarán mucho más tiempo del normal en resolver estas urgencias.
Y ahora están metidos en más líos, porque no tienen un reglamento claro para nombrar al Superintendente de Compañías de la terna que envío el Ejecutivo dentro del plazo correspondiente. Tampoco han podido con el proceso de renovación parcial del CNE, que debió culminar en noviembre pasado.
A estas irregularidades, los de la mayoría del CPCCS en franco proceso de descomposición, la califican como “interferencias” y presiones externas. Debería impulsarse un juicio político de parte de la Asamblea por incumplimiento de funciones, y la actuación de la Contraloría, para establecer responsabilidades en materia de concursos.
Estas tardanzas muestran dos posibilidades: existe una negligencia brutal; o, se están tomando el tiempo necesario en dar una mano a los mismos de siempre a que recobren su protagonismo en las entidades de control. Es obligación de la sociedad civil seguir con detenimiento estos temas, para no volver a caer en el caos de la captación de poderes en una sola mano. (O)