Recientemente leí un reportaje en Facebook sobre la necesidad de un camino a Patul, el que habla con toda verdad de la urgente necesidad de esta carretera para poder servir a las comunidades que se encuentran al otro lado hacia el norte del Parque Nacional Cajas. Esta petición clamorosa viene gestionándose por más de diez años, pero, todas las autoridades se hacen “de los oídos sordos” con el pretexto de que se agrede a la naturaleza, cuando realmente el camino que antes era de “herradura” que servía solo para ir a caballo, ahora “a punta de pico y pala”, ya pueden circular solamente carros de doble transmisión y motos el que en cada momento es interrumpido, porque es cerrado por ETAPA.
El camino de Patul arranca cerca de las lagunas de Illincocha antes de llegar a Tres Cruces en la carretera denominada Cuenca-Molleturo; asciende sobre la laguna Paycacocha y Fondococha, hasta llegar al filo de La Caja por donde pasa el límite del Parque Nacional Cajas; luego, viene el pequeño caserío de Baute para llegar a la población de Patul, ubicado junto a la laguna del mismo nombre.
La población de Patul tiene un encanto propio. Las casas de campo se dispersan en una amplia planicie junto a un bosque de quinoa y a la mencionada laguna; allí, el doctor Jacinto Landívar, tiene una preciosa casa de campo quien “hasta el cansancio” ha gestionado la construcción de esta carretera que conecta a Cuenca con Baute, Patul, Cargüa, Cargüita y otros pequeños caseríos aledaños, poblaciones que están olvidadas. A los enfermos hay que sacarlos a caballo; las señoras próximas a dar a luz sufren “un calvario”, no hay internet y, en algunos casos, ni agua potable: el ser humano y la naturaleza juntas merecen un cuidado, una protección. La alcahuetería de ETAPA debe concluir. (O)