Esperanza e incertidumbre

Esperanza e incertidumbre se mezclan estos días en nuestras sociedades. Porque del 6,2% bajó al 2,1 el crecimiento financiero latinoamericano, proyectado por la CEPAL para el presente año. Y mientras se creía que las vacunas, medicamentos, mascarillas, medidas restrictivas, distanciamiento social, frenarían la pandemia, resulta que golpea peor que nunca.

Esperábamos que la humanidad se uniera contra el ataque epidemiológico que deja secuelas trágicas entre los más pobres. Pero no. Los poderosos muestran su egoísmo e inclusive agudizan confrontaciones por el dominio geopolítico, al punto que voceros del gobierno estadounidense escuchan ya “tambores de guerra”, entre Rusia, la NATO y la OTAN disputándose Ucrania, y en general el mundo oriental y occidental.

En nuestro país la perspectiva escolar de retornar obligatoria y definitivamente a la presencialidad desde el 7 de este mes, se desvaneció ante el incremento del virus. Al momento 175.000 educandos abandonaron el proceso por limitaciones pecuniarias y tecnológicas. Fenómeno similar en el campo laboral, donde con frecuencia se aprovecha el teletrabajo para precarizarlo e inclusive camuflar despidos intempestivos.

¿Hasta cuándo? es la interrogante que golpea la esperanza y prolonga la incertidumbre sanitaria, social económica, existencial. No hay respuesta. Más bien se cree que el covid-19 es ya endémico a través de sus múltiples variantes, permitiendo a las poderosas farmacéuticas acumular fortuna, junto a las firmas que comercializan el internet, asentadas en las naciones del mundo desarrollado.

No queda sino continuar luchando, a la espera de encontrar algún día la salida. Algo de esperanza abrió el presidente Guillermo Lasso, al considerar la cepa “ómicron” como gripe fuerte superable en menor tiempo. (O)

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