A Isabel Robalino la conocí en Quito, en los años 90, en su calidad de cercana colaboradora de Gonzalo Cordero Crespo, en su trabajo administrativo, político y social.
Luchadora incansable por los obreros y sus requerimientos y por erradicar la corrupción de nuestras instituciones, lo que le costó una sentencia de un año de prisión con sus compañeros de lucha, desde el gobierno de la Revolución Ciudadana, en abril de 2017, sentencia que fue prescrita, oportunamente.
Siendo la primera mujer abogada en el país, especializada en Derecho Laboral por la Universidad Central, logró desde esta trinchera desplegar renovadas asesorías a los gremios de trabajadores del país y desde el Congreso Nacional, en su calidad de Diputada y de Senadora, legisló en favor de la clase trabajadora, conformando sindicatos que protegieran los derechos laborales, a través de la fundación de la CEDOC y desde el FUT e impulsando reformas al Código de Trabajo, tales como la contratación colectiva, el derecho a la huelga y el respeto a las ocho horas laborales.
Creo que Isabel Robalino en sus 104 años, cuando concluye su ciclo vital, ha sido un claro ejemplo de lucha y de trabajo como mujer, presente en la trayectoria política y social del Ecuador, o bien desde su ejercicio profesional o desde su Cátedra de Derecho. Por ello, el país debe destacarla como pionera en el estudio del Derecho y en su ejercicio decidido y desinteresado.
Mi homenaje sentido a la memoria de Isabel Robalino Botte, como un ejemplo de mujer trabajadora y luchadora, en defensa de los trabajadores y en contra de la corrupción. Una vida de trabajo y de sencillez la caracterizó, acabando sus días en el Convento de los Padres Dominicos. (O)