Las tejedoras de sombreros crean un almacén virtual para mejorar sus ventas

Detrás de cada sombrero de paja toquilla están las hábiles manos de un artesano.

Un día completo se invierte en la elaboración del sombrero más sencillo, cuyo tejido es considerado por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Son 22 tejedores de las parroquias de Checa, Chiquintad, Ricaurte, Sígsig y Cuenca, las que conforman la cooperativa Uniendo Manos Ecuador (UNIMA EC). Haciendo un paréntesis a sus actividades diarias relacionadas con la agricultura, ganadería o tareas del hogar, elaboran los sombreros de paja toquilla.

Más allá de obtener un ingreso económico por un producto artesanal, luchan por salvar la última generación de tejedores.

René Novillo, vicepresidente de la cooperativa UNIMA EC, explica que la falta de organización y apoyo ha influenciado en la actividad. “Descubrimos que en Checa existen tejedoras de paja toquilla, pero están en una situación de vulnerabilidad”, cuenta.

Tomando en cuenta la situación que atravesaban nació la cooperativa en Azuay. “Por hacer un sombrero se tarda un día. Si eso pasamos a números equivale a cerca de 14 dólares por una jornada de trabajo, tomando como referencia el sueldo básico”, dice Novillo.

Además, se suma el valor de la materia prima, que oscila entre USD 1.50 a USD 2.50, sin olvidar un valor aproximado de USD 5.00 por acoplar los terminados.

Existen algunos exportadores que no toman en cuenta todo este contexto y pagan desde USD 8.00 hasta USD 18.00 -en el mejor de los casos- por un sombrero.

“Esto genera que la actividad de los tejedores pierda su valor. Al final del día se paga desde USD 3.00 por un día de trabajo y esto se convierte en un sistema de explotación”, señala Novillo.

El vicepresidente de UNIMA EC, enfatiza en que esta actividad debe ser motivada y cuidada para incentivar a los tejedores a continuar con la elaboración. “Del grupo de tejedores de UNIMA está un hombre de la tercera edad”, agrega.

El objetivo de la cooperativa es comercializar el producto y rescatar la actividad. Al no darle el valor que se merece, en los próximos años podría desaparecer el tejido de sombreros. “En este momento ya debía generarse un relevo en la producción. Al no reconocerse su verdadero valor, las nuevas generaciones observan que no es una actividad rentable y prefieren migrar o hacer otras cosas”, asegura Novillo.

Rescate del producto

UNIMA EC lucha para que esta actividad se mantenga en la provincia, e inclusive se proyectan a que el sombrero de paja toquilla llegue a mercados internacionales.

El sombrero más sencillo tiene un costo de USD 25.00 y el valor incrementa en relación a los acabados y calidad. “Estamos decididos a ayudar a los artesanos. Ellos saben que si producen mayor número de sombreros mejorarán sus ingresos y les ayudará a vivir de forma digna”, asegura. Esta situación motivará a más personas a sumarse a crear sombreros.

El sueño de la cooperativa inició en el mes de agosto de 2021 y en cinco meses ya tienen el almacén virtual www.unimaec.com. El lanzamiento oficial de la web será en los próximos días y el objetivo es mostrar y poner a disposición de la gente todo su catálogo con diferentes colores y diseños.

El almacén virtual está construido con la facilidad de generar el pago e inclusive realizar la entrega en cualquier parte del mundo.

Los sombreros se elaboran en los hogares de cada artesano y posteriormente son llevados a la bodega para concluir con los acabados, antes de estar listos para la venta al público. La cooperativa únicamente se convertirá en el canal de difusión para mostrarse a la sociedad.

Origen de la palma

La palma es la planta que se utiliza para la elaboración del sombrero. Se origina en las provincias de Manabí, Santa Elena y el Oriente. Hoy en día, es más complicado obtener el producto porque no se destinan plantaciones específicas para actividad.

La palma se traslada a sus destinos y se procesa para ser trabajado en los sombreros. “Los compañeros adquieren la palma, que es conocido como paja. Los colores se tiñen con tintes naturales, dependiendo de las necesidades de cada artesano”, relata Novillo.

Según estadísticas proporcionadas por UNIMA EC, del 100 % de sombreros que salen del Ecuador, el 85 % son del Austro.

Apoyo

Los sombreros de paja toquilla de los tejedores de UNIMA EC fueron parte del desfile “Tejiendo Identidad”, impulsado por la Alcaldía de Cuenca, a finales del año anterior.

Además, la Fundación Municipal Turismo para Cuenca, impulsará varias estrategias para fortalecer este espacio, como acercar a la cooperativa con hoteleros y el trazado de una ruta integral del sombrero para generar visitas de experiencia y compra del producto.

UNIMA EC trabajará para que esta actividad no se pierda en el país y el Azuay. Por ello, planifica crear su escuela para enseñar el tejido del sombrero.

Todos podemos ayudar para impulsar esta actividad. No únicamente comprando los productos al valor real, sino creando alianzas con entidades públicas, privadas, que permita a UNIMA EC se muestre a los ojos del mundo como un producto elaborado por las hábiles manos de artesanos azuayos. (JRU) (I)

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