Eran los años setenta y el Grupo Cultural Yurag incursionaba con ilusión en las artes escénicas de nuestra ciudad. Motivados en el Conservatorio de Música con José Castellví, Eudoro Falconí y el inolvidable Iván Rodríguez venido desde el TEC de Cali, con Eddy Castro iniciamos, en el Yurag, una frenética temporada de teatro popular por los escenarios del país y, lo más importante, definir compromisos con la vida.
Y Eddy decidió, el teatro como su destino y así fue, leal a su convicción dejó todo para dedicarse al estudio, lectura, actuación, dirección y promoción teatral. No sé con certeza cuántos grupos organizó y dirigió, cuantas, puestas en escena, cuantos textos, cuantas funciones, festivales, muestras, cuántos actores, directores, promotores y públicos formó; en cuántos intercolegiales cuencanos y eventos nacionales, “Flor de Septiembre” y giras participó. Pero sé con absoluta certeza que el teatro fue su vida. Recién, hace unos meses me contó de un nuevo montaje. Hoy, doy fe de su paso por el grupo cultural Yurag en el que compartimos ilusiones y escenarios en: Farsa y justicia del Corregidor, de A. Casona; Dientes Blancos, de Aguilera Malta; Juicio Final, de J. Martínez; El Cristo de nuestras angustias, versión de A. Borges; Trincheras de Papel, de Pablo Estrella Vintimilla; Réquiem por la lluvia, de Martínez Queirolo, Siete veinte, de Ernesto Albán, obras que, al más puro estilo de la “Barraca” de Lorca, llegaron a centenares de escenarios populares.
Recordaré su amable camaradería; su tenaz decisión que definió su vida como ejemplo a sugerir; su “A B C” del teatro como guía y faro; las lecturas de Lorca y Brecht, Ionesco, Cuzzani, Miller o Buenaventura; las veladas leyendo poesía o escuchando a las grandes orquestas: Mantovani, Papetti, Coltrane, Mauriat, Caraveli, Conniff; los ensayos, pre estrenos y estrenos, las giras y, en el año de la clausura de la Universidad, paso a paso por el país. Te recordaremos… (O)