Uno de los principales retos con los que se enfrentan las cadenas de transporte son los altos consumos de combustible. Son varios los factores que inciden en este fenómeno desde el tipo de vehículo, hasta los hábitos de conducción y la planeación de rutas, que, en definitiva, pueden afectar la rentabilidad de una flota vehicular.
Según explica Xavier Granda, gerente de combustibles de Terpel Ecuador, “Las flotas de transporte pesado pueden consumir un promedio de 70 galones de diésel por recorrido, ya que, por lo general, ejecutan rutas logísticas interprovinciales para la entrega y/o recolección de los productos. Por el contrario, las flotas livianas, que en su mayoría son flotas repartidoras pequeñas o vehículos institucionales a gasolina, consumen un promedio de 50 galones semanales, dado que su recorrido suele ser dentro ciudad y bajo una ruta específica.”
Ante estos escenarios, el experto recomienda que las empresas implementen medidas para controlar y reducir el consumo de combustible de los vehículos de sus flotas, como punto de partida para mejorar la eficiencia de su gestión en este 2022. Por ello, y en base a la experiencia de la empresa atendiendo a más de 100 grandes flotas a nivel nacional, detalla a continuación 4 estrategias que contribuirán a alcanzar este fin:
1. Planificar rutas eficientes
La planificación de rutas permite optimizar los trayectos y tiempos de entrega, lo que, a su vez, disminuye el consumo de combustible, pues se evitan desvíos y/o caminos más extensos. En ese sentido, Granda señala que “Al haber una planificación, los choferes podrán conocer y memorizar las rutas por las que circulará frecuentemente, entendiendo, además, la sincronización de los semáforos a lo largo del camino y los tiempos que habitualmente debe tomarles completar sus recorridos.”
2. Monitorear el consumo de combustible mediante herramientas tecnológicas
La tecnología es una gran aliada para las empresas cuya operatividad depende, en gran medida, de la gestión de sus flotas. De hecho, es posible contar con un sistema que recopile información de manera remota, para identificar las anomalías en ciertos vehículos.
3. Mejorar el estilo de conducción
Una conducción agresiva, no solo puede reducir el rendimiento del combustible, sino que, además, podría aumentar el desgaste de los vehículos. Es por eso que resulta sumamente importante detectar aceleraciones continuas, frenadas bruscas, distancias de seguridad inadecuadas, y otros malos hábitos de conducción comunes entre los choferes. Para Granda, “Estos hábitos provocan calor excesivo en la bomba de combustible, lo que deriva en costos de mantenimiento imprevistos y en el gasto incontrolado de combustible de la flota.” Especifica que no se trata de circular siempre en marcha larga, sino de acelerar de forma gradual y procurar llevar un estilo de conducción que sea apropiada para el entorno y el tráfico vehicular del momento.
4. Brindar mantenimiento oportuno a las unidades vehiculares
El mantenimiento adecuado de una flota es clave en el ahorro de gasolina o diésel, por lo cual la recomendación es llevar una bitácora que contemple la revisión de los puntos básicos de la unidad de manera periódica y verificar que se cumpla puntualmente. “Esto, en definitiva, se traduce en ahorros, no solo por prevención de emergencias, sino también por un consumo eficiente de combustible”, señala el representante de Terpel Ecuador. En estos chequeos, los técnicos especializados revisarán varios factores, desde filtros de aire y combustible, hasta bujías y lubricación del automotor.