“¡Qué la abundancia llegue a la vida de todos!”, me dijo doña Carmen, al darme el ramo de flores con “yapita por el carnaval” y, aunque nunca deja de ser generosa con sus clientes cuando sale al mercado desde su casa en Sinincay, esta vez, esta yapa, me permitió mirar cómo pervive entre nosotros el sentido profundo del espíritu de Taita Carnaval que enaltece principios esenciales como la reciprocidad, la generosidad y el agradecimiento por la abundancia que nos rodea, gracias al amor incondicional de la Madre Tierra que durante el carnaval se muestra abundante y generosa entregándonos sus frutas, sus flores, granos y productos tiernos enseñándonos la importancia del tiempo en el ciclo natural de la vida. El Pawkar Raymi, fiesta del florecimiento, está transitando ya entre nosotros, en ese inconsciente colectivo maravilloso que nos reúne como cultura mestiza que bien haría en reconocer el valioso legado de nuestro linaje indígena en tiempos cuando es urgente retomar principios tan “simples” y claros como: ¡No robar! ¡No Mentir! ¡No estar ocioso! ¡Ojalá que la agüita del carnaval nos limpie la mente y el corazón y el cuerpo se recargue de energía para afrontar al galopante y nefasto poder de la codicia que domina y esclaviza la mente extractivista de los gobernantes y los vuelve incapaces de ver, escuchar y sentir el latido de la tierra clamando por respeto! (O)
CMV
Licenciada en Ciencias de la Información y Comunicación Social y Diplomado en Medio Impresos Experiencia como periodista y editora de suplementos. Es editora digital.
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