Hace algunos días el Presidente Guillermo Lasso culminó su visita a China; visita que oficialmente tuvo objetivos económicos, pero que dejó también una lectura política.
En lo político, generalmente desde sectores de la derecha no se ha visto con buenos ojos las relaciones con China, partiendo del supuesto (obviamente falso) de que se trata de un país “socialista” o “comunista”. Incluso en la época del Gobierno de Correa se criticó las relaciones con China hasta un punto de insinuar, por aparte de algunas opiniones extremas, de que se estaba “entregando” el Ecuador a China.
Hoy el Presidente Lasso, ideológicamente de una derecha neoliberal y dejando de lado los cuestionamientos a las relaciones con China, pretende mostrarse más pragmático y realista en relación con este país; pues, en el marco de las prioridades económicas de su Gobierno, lo que le interesa es hacer “buenos negocios” y, en este interés, China es prioritaria debido a que se trata de la segunda potencia económica mundial (en perspectiva de convertirse en la primera); una potencia que no es socialista sino capitalista, que luego de la muerte de Mao pasó de una capitalismo de Estado (mal llamado “socialismo”) a un capitalismo regulado. Se trata, además, de una potencia que ha inundado con sus capitales y mercancías los mercados del mundo, incluido el mercado de los Estado Unidos.
Específicamente, en relación a los objetivos del viaje de Lasso, el principal logro que podría concretarse en los próximos meses es la firma de un acuerdo del libre comercio entre Ecuador y China, un acuerdo que si bien podría beneficiar a ciertos grupos exportadores, podría también perjudicar a ciertos productores nacionales, especialmente del sector manufacturero.
En cuanto a la renegociación de la deuda con China, especialmente en lo que tiene que ver al pago de la deuda con petróleo, esto difícilmente será posible; sobre todo si el Estado ecuatoriano tiene interés en seguir contando con nuevos préstamos del Estado chino. Y, en relación a la consecución de nuevas inversiones china, principalmente para los sectores económicos estratégicos, esto tampoco será fácil de concretar dado el tamaño de la economía ecuatoriana, y además porque lo que puede invertir China en Ecuador ya se lo ha hecho. (O)