Lisboa.- Ante el avance de la dramática sequía, que ya tiene al 91 % del territorio en situación severa o extrema, Portugal busca alternativas para paliar la falta de agua, con restricciones en embalses, peticiones de ayuda a Europa y limitación de su uso en las ciudades.
Portugal puede estar ante la peor sequía desde que hay registros. El 52,2 % del territorio está en sequía severa y el 38,6 % en situación extrema, según divulgó esta semana el Instituto Portugués del Mar y la Atmósfera (IPMA).
Hasta el 15 de febrero, la precipitación media en el año hidrológico 2021/2022 fue el 39 % del valor normal y se situó incluso por debajo de lo registrado en otras temporadas de sequía.
La falta de lluvias ha dejado los embalses en mínimos y ya tiene efectos en sectores como la energía, la ganadería o la agricultura, que se podrían traducir en una subida de precios.
La Confederación de Agricultores de Portugal (CAP) admitió a EFE que la escasez de agua va provocar una menor producción agroalimentaria que «se va a reflejar en el precio final al consumidor».
La sequía será la cuestión central de debate la próxima semana en la Comisión Permanente del Parlamento -un órgano que se reúne para asuntos urgentes, hasta que se constituya la nueva Asamblea salida de las elecciones-, pero Portugal ya ha puesto en marcha varias medidas para hacerle frente.
EMBALSES RESTRINGIDOS Y AYUDA EUROPEA
El Gobierno luso anunció el pasado 1 de febrero límites a la producción de electricidad en cinco embalses y a los usos agrícolas en una sexta presa.
El ministro de Ambiente y de Acción Climática, João Pedro Matos Fernandes, aseguró que estas medidas «están demostrando ser eficaces», aunque esta semana admitió que, si la situación no mejora, podrían prolongarse incluso hasta finales de verano.
Portugal también está preparando una línea de crédito a medio plazo de 20 millones de euros destinados al sector agrícola para hacer frente a la sequía.
Además, va a destinar cinco millones de euros del Fondo Ambiental a campañas de sensibilización y otras «soluciones de contingencia que puedan ser necesarias», según Matos Fernandes.
La movilización no se ha quedado sólo a nivel nacional. Portugal, junto a España, pidió esta semana ayuda en el Consejo de Ministros de Agricultura y Pesca de la Unión Europea para enfrentar el impacto de la sequía en la Península Ibérica.
Entre otras medidas, ambos países solicitaron una mayor dotación de los adelantos de la Política Agraria Común (PAC) para 2022 y unas condiciones más flexibles para el uso de superficies de barbecho y de interés ecológico.
LÍMITES EN AGRICULTURA Y USOS URBANOS
Pero tampoco se descartan límites al uso de agua en la agricultura y las áreas urbanas, admitió esta semana el ministro, que explicó que se podría restringir el riego de espacios verdes o la limpieza urbana.
Los expertos plantean alternativas que pueden ayudar a una mejor gestión de los recursos en los centros urbanos: «el aprovechamiento de algunas aguas pluviales para usos no potables, o el de las aguas residuales para otros fines, como el riego», señala a EFE Pedro Horta, miembro del grupo de trabajo de Agricultura de la asociación ecologista Zero.
La Agencia Portuguesa de Ambiente (APA), un instituto de carácter público, está realizando una serie de reuniones con las diferentes regiones hidrográficas para evaluar medidas técnicas que se puedan tomar contra la sequía.
Los primeros encuentros ya han dictado consecuencias en el Algarve y el Alentejo, las dos regiones más al sur y de las más afectadas por la falta de agua.
Se ha limitado el uso de algunas presas sólo para abastecimiento público, se ha suspendido la emisión de licencias para nuevas captaciones de agua subterránea para uso particular y se van a crear más puntos de agua para el ganado.
Las reuniones continuarán la próxima semana con el resto de regiones. EFE