El nacimiento de un cóndor andino bajo cuidado humano en Cuenca es una noticia alentadora en medio del mundo agitado en el que vivimos. Así se pronuncia Ernesto Arbeláez, director del Amaru Bioparque y presidente de Fundación Amaru.
El polluelo, que tiene como padres a “Pacha” e “Inty”, aves que en su momento fueron rescatadas, representa una nueva esperanza para la conservación de la especie que se encuentra en peligro crítico en extinción debido a causas humanas, algo que Arbeláez no puede entender debido a que el cóndor andino es considerado el “Rey de los Andes”, ha sido venerado por culturas ancestrales por su magnificencia representada en su tamaño y libre vuelo, tanto así que es uno de los emblemas del escudo del Ecuador.
Sin duda, el nacimiento representa un hito porque este año no hay ningún registro de nacimiento en naturaleza.
Historia
Esta “historia de amor” nace antes de 2020 cuando “Pacha” fue traída desde el Parque Cóndor, de Otavalo a Cuenca, donde “Inty” se encontraba muy solitario desde 2016, como parte de un protocolo y un plan minucioso para la conservación de esta especie que hoy en día empieza a dar resultados.
La pareja se conoció en el Amaru Bioparque, que literalmente pasó a ser su “nidito de amor”.
Al principio no hubo el vínculo esperado, por lo que trajeron a Auqui, un reproductor adulto que fue el “señuelo” para que “Pacha” e “Inty” les interese tener conductas reproductivas, recién a finales de 2021.
La estrategia dio resultado, pues el interés se afianzó durante estos dos años de pandemia. El destino finalmente los unió, ya que si una pareja no funciona se vuelven a mover las especies a nivel nacional en busca del “amor verdadero”.
“Los cóndores son monogámicos, forman parejas de por vida, lo que también afecta su reproducción masiva en comparación con otras aves, inclusive, cuando uno de ellos muere es complicado encontrar otra pareja”.
Arbeláez cuenta que el proceso de desarrollo del cóndor es lento, razón por la cual su reproducción se demora, siendo un problema para su conservación en la naturaleza. “Una pareja necesita un par de años para afianzarse”.
Estas aves longevas, que pueden llegar a tener hasta 70 años de vida, se parecen mucho a los seres humanos, destaca Arbeláez, ya que son muy inteligentes y astutas.
Riesgo
En Amaru Bioparque “cruzan los dedos y piden a taita Dios” para que el polluelo se mantenga vivo, pues los primeros días y semanas de un bebé cóndor andino son sumamente críticos, ya que pesa medio kilo, siendo imperceptible para sus padres que aproximadamente tienen 13 kilos.
En este tiempo los padres primerizos son muy territoriales y temperamentales, causando estrés en la pareja y en algunas ocasiones provocando accidentalmente la muerte del recién nacido. Las crías se demoran cerca de un año y medio en independizarse de los padres,es así que los visitantes aún no pueden observar al polluelo que todavía habita en su recóndito nido.
Cuidado
El cuidado de los cóndores es una tarea muy compleja, confiesa Arbeláez. Las tareas inician muy temprano con personal profesional. Desde las 07:00 se hace un monitoreo constante. Hay mucha observación durante todo el día, especialmente del nido, a través de cámaras, estratégicamente ubicadas para pasar desapercibidos, las mismas que documentan las diferentes conductas.
Los carroñeros reciben alimento una vez al día, dependiendo del clima. Si hace frío se incrementan las calorías. Las dietas son controladas.
Hay chequeos que se realizan una vez al año mediante los cuales se realizan el pesaje y las respectivas medidas del animal. Adicionalmente se toman muestras de sangre para entender su parte química sanguínea.
El aviario donde viven, que cumple con estándares internacionales y tiene un área de 60×50 metros y ocho metros de alto, trata de replicar su hábitat, que incluso tiene acceso a fuentes de agua para que puedan bañarse.
El espacio está dispuesto de tal manera que las personas que visiten el Amaru Bioparque y puedan observar estas majestuosas aves y otros animales, con el objetivo de educar y sensibilizarse sobre su importancia.
Las visitas al zoo también ayuda a sustentar los onerosos gastos que implica el mantenimiento, representa el 80 % del presupuesto. El resto se completa con colaboraciones.
La crueldad del humano
“Inty” fue rescatado cuando era un pichón hace 20 años en el Macizo del Cajas. Hay sospechas de que una persona le sacó del nido que permanecía por el sector de Soldados (oeste de Cuenca). El ave luego pasó a manos del extinto Instituto Ecuatoriano Forestal de Áreas Naturales y de Vida Silvestre (INEFAN).
En el Centro de Rescate de Gulag, en la parroquia Sayausí, intentaron reintroducirle, pero después de tres intentos no fue posible. La última vez fue rescatado cerca de la parroquia Molleturo con inanición y muy hambriento.
Para monitorearle le colocaron bandas alares, siendo el primer cóndor del país marcado con estos dispositivos, pero lamentablemente por improntas que adquirió desde temprana edad regresaba a la gente.
Arbeláez no comprende por qué tanta maldad de las personas al recordar este y otros casos como aquel que ocurrió en 2019 cuando 10 cóndores fueron envenenados, lo que hoy en día representa el 10 % de la población natural.
Los padres de “Pacha”, quien nació bajo cuidado humano en el zoológico de Quito, tampoco se escaparon de la crueldad del ser humano que ha invadido y hasta destruido su hábitat. Ambos fueron rescatados al norte del país, el macho con perdigones que aún se encuentran encapsulados en su cuerpo. No han sido extraídos porque se encuentran en zonas muy delicadas.
Una señal de socorro
Ernesto Arbeláez, director del Amaru Bioparque, lanza una señal de socorro, un S.O.S, una alerta por el cóndor andino, tomando en cuenta que hay investigaciones que se vienen realizando desde el Plan de Acción para la Conservación del Cóndor del cual Amaru forma parte.
La esperanza está puesta en esta nueva pareja reproductiva bajo cuidado humano. En el país solamente hay dos más que se encuentran en la hacienda Zuleta (Ibarra), que igualmente tiene un programa de manejo y reproducción de cóndores.
“Hace cinco años en el zoológico de Quito, en Guayllabamba, hubo otra pareja afianzada que tuvo cinco eventos reproductivos exitosos, de los cuales dos crías fueron reintroducidas”. (I)
ALGUNAS CIFRAS
20 años tiene “Pacha”, hembra que nació en el zoológico de Quito; y, 22 su pareja, “Inty”, que fue encontrado herido en el Parque Nacional Cajas.
62 días se demoró el período de incubación del huevo y la eclosión duró cuatro, dando como resultado el nacimiento del pichón.
130 cóndores, es la población estimada en naturaleza, según el último censo de 2018; mientras, 23 están bajo cuidado humano.
– El polluelo recién nacido todavía no tiene nombre. Esperan que pase el período crítico para “bautizarlo”. Para el fin se pedirá sugerencias a la ciudadanía.
– El último registro de un cóndor que nació en el sur del país, anterior a este, fue en el valle del Río Jubones, en el año 2013. Esta ave fue nombrada como Arturo.
– El rol de los cóndores es importante en la naturaleza porque son considerados aves filtradoras porque eliminan animales muertos y débiles que pueden ser focos infecciosos.