Ascenso y Reinado de Vladimir Putin” es el título del libro escrito por el norteamericano Steven Lee Myers, una biografía del actual primer mandatario de Rusia. Luego del colapso de la Unión Soviética en 1989, que se inició con Gorbachov, se produjo desmembración de Este Estado, portaestandarte del Socialismo Marxista que funcionó como una alternativa al “capitalismo decadente, que se inició luego de la caída del imperio de los Zares debido, en gran medida, a la derrota en la primera guerra mundial. Surgieron 14 nuevos Estados, uno de ellos Ucrania, colindante con Rusia que optaron por la democracia. La diferencia entre Rusia y los nuevos países en lo bélico y económico es enorme.
En la segunda guerra mundial, debido al autoritarismo de Hitler, se dio algo insólito: la alianza de las potencias capitalistas, incluido Estados Unidos, con La Unión Soviética, liderada por Stalin que resultaron triunfadores. En los arreglos entre los vencedores se dio un cambio en el mapa de Europa, convirtiéndose varios países democráticos en satélites forzados de gobiernos marxistas. El colapso del marxismo soviético cambió el mapa y los satélites retornaron al capitalismo democrático tradicional. Rusia también optó por este sistema, que ha funcionado a medias debido a que, económicamente capitalista, se ha mantenido el autoritarismo de los gobernantes.
Tanto los Zares como los mandatarios comunistas recurrieron a él para que todo el poder se concentre en un líder. Rusia perdió su condición de igualdad como competencia con Estados Unidos, pero el autoritarismo, con tintes dictatoriales, se mantiene. Estonia, Letonia y Lituania –últimas “conquistas” soviéticas- se reincorporaron con facilidad a la democracia tradicional, pero Rusia quiere seguir manteniendo hegemonía en los nuevos Estados. Ucrania buscó un acercamiento a Occidente, lo que ha sido motivo para este ataque insólito, tratando de mantener el aserto “no hay razón de más peso que la razón del fuerte”.