Concluido el feriado del Carnaval sobreviene la realidad. Han sido cuatro días de relajamiento colectivo. Han servido para la diversión, un poco más distendida respecto de 2021; pero también para la reactivación económica, no solo en beneficio de los grandes y medianos sectores turísticos, sino para miles de familias cuyos ingresos aumentan en tiempos de asueto.
Ojalá, como ocurrió con el feriado por Navidad y fin de año, los contagios por Covid-19 no rebasen lo previsto por las autoridades de salud, sobre todo por los médicos especialistas. Sus advertencias fueron incomprendidas, por no decir pasadas en saco roto.
El país recobra, a partir de hoy, su ritmo. En el ámbito político sigue la pugna en la Asamblea Nacional entre sectores cuya meta es defenestrar a su presidenta y quienes intentan lo contrario.
Los intereses han sido develados, aunque no reconocidos por los grupos, otrora supuestamente antagonistas. Tomar el mando del Legislativo y del Consejo de Participación Ciudadana en momentos cruciales para nombrar al muevo contralor parece ser el norte principal.
En el ámbito económico no deja de preocupar el bajón en la tasa de empleo, según la información difundida por el INEC. Y si bien, como consecuencia del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, ha subido el precio del barril del petróleo, esto es temporal. Por lo tanto, el gobierno está llamado a tomar las directrices más convenientes para el país, excepto el despilfarro como ya sucedió hace más de quince años.
En ese mismo eje, el Consejo de Administración Legislativa calificó a trámite el proyecto de Ley de Inversiones, enviado por el Ejecutivo con el carácter de económico urgente.
Ojalá esta propuesta sea debatida con mentalidad positiva, primero en la Comisión de Desarrollo Económico; luego en el pleno de la Asamblea.
En el campo vial, el duro invierno deja secuelas terribles; la inseguridad no da tregua, y hay expectación por el retorno masivo a las aulas.
Terminado el Carnaval, toca volver al país real.