Muy doloroso resulta aceptar que el Universo se encuentra a punto de un estallido nuclear. Tras siete días de ofensiva, la pertinacia del líder ruso, nos coloca en la puerta de entrada a una conflagración de lamentables consecuencias. Se siente ya la tensión y el bloqueo que se marca entre Rusia, Ucrania y la Unión Europea y, las secuelas que ya se empiezan a sentir, ante la eliminación del sistema “Swift”, frente a Rusia que bloqueará todo tipo de transacciones comerciales y económicas, orientadas a la exportación de flores, camarón, café, banano, rubros de elevado alcance, en el sistema de exportaciones de nuestro país.
Este análisis, desde la dimensión comercial y económica, es de considerable importancia, pero desde la perspectiva humana, una guerra conlleva afectaciones gigantescas de destrucción y dolor. Familias devastadas, desintegración de la sociedad, violencia, deshumanización, pérdida de la espiritualidad, destrucción de las ciudades y servicios que se requieren en la convivencia del ser humano.
Sin embargo, estas consideraciones no son tomadas en cuenta por los líderes que dirigen al mundo y han lanzado la ofensiva que ha dado inicio a esta confrontación entre dos países, entre dos culturas, entre dos grupos humanos que están sufriendo el dolor y la destrucción de una guerra. El mundo entero clama por un acercamiento que permita a Putin y a Zelenski, avanzar por el camino de la paz y el entendimiento y desechar el de la guerra y la destrucción. (O)