A lo largo de la historia humana, se han gestado un sinnúmero de batallas y guerras que han tenido argumentos justificados por todo tipo de ideologías y explicaciones fatuas, víctimas de todo tipo de procedencias étnicas, formación marcial o ciudadanos comunes y corrientes, destrucciones de ciudades enteras, civilizaciones desaparecidas, idiomas impuestos y hasta deidades derrocadas. Como podrá darse cuenta mi estimado lector, y casi de seguro que coincidiremos en la conclusión, no existe ni un solo resultado positivo dentro de esta idiotez humana de considerar que matando a un congénere, alguien llegará a obtener mejores días.
Hoy vivimos una serie de sanciones, embargos, cuestionamientos y demás reproches hacia un país muy lejano al nuestro, revestido de un régimen que ha pasado dormido durante algunos años, pero que siempre ha mantenido en sus venas la intención de resquebrajar la paz humana imponiendo miedo y temor en todo el globo entero.
Es concluyente, las únicas víctimas de todo este proceso somos los ciudadanos que no tenemos ni siquiera idea de las casusas reales que dizque sustenten el armamento de una nación, en el campo de batalla fallecen hijos y padres, hermanos y amigos que optaron en algún momento por una carrera marcial, pero que no decidieron marchar y poner una bala en el cuerpo de otro ser humano. Si algún día comprendiésemos que siempre será mejor un libro en una escuela que un casco en un cuartel, podremos decir que estamos construyendo un mundo mejor. (O)