Miami Beach (EE.UU.).- Ya están aquí. Como cada año miles de jóvenes de todo EE.UU. bajan hasta el sur de Florida para disfrutar sin límites de sus vacaciones de primavera en la playa, el llamado «spring break», un caudal de beneficios económicos para la zona y también de excesos y desmanes.
Los habituales retos que enfrenta la Policía de Miami Beach en estas fechas se vieron completamente superados en 2021 y tuvieron que establecer el toque de queda debido a unos incidentes en los que una persona murió por heridas de bala y se realizaron más de un millar de arrestos y se decomisaron 102 armas de fuego.
Antes de que la situación se descontrole de nuevo, y como medida preventiva, han aumentado la presencia policial en las zonas más concurridas y desde el pasado día 7 y hasta el próximo día 21 está prohibido vender y consumir bebidas alcohólicas en Miami Beach a partir de las 2 de la madrugada.
A ello hay que sumar la prohibición de consumir alcohol en las playas públicas, sin importar la hora del día, y la limitación de los tan habituales «conciertos» a los que obligan a asistir al resto de los bañistas con sus altavoces a todo volumen.
«Queremos que todos disfruten de nuestras playas, restaurantes y hoteles siempre que puedan hacerlo de manera segura y responsable mientras cuidan de nuestra ciudad», explicó la administradora de Miami Beach, Alina T. Hudak, al anunciar las medidas.
Playas, bares y discotecas del sur de Florida ya notan la llegada de los primeros jóvenes.
PLAYAS REBOSANTES DE JÓVENES…
Los castillos de arena estos días se ven reemplazados por los grandes altavoces, el olor a salitre, por el de marihuana y los recatados bañadores de madres y abuelas, por minúsculos bikinis.
Uno de estos jóvenes es el texano Marc Spencer, quien dijo a Efe que todos ellos habían viajado a Miami Beach a «pasarlo bien en ‘spring break'».
Y aunque él asegura que saben que no se puede beber en la playa, y no lo hacen, no lejos de él una botella de tequila José Cuervo aparece vacía y ya semienterrada en el arenal.
Y la situación se puede poner peor cuando a los «springbreakers», como se les conoce en EE.UU., se les sumen los miles de asistentes procedentes de todo el mundo que se espera lleguen a la ciudad para acudir al festival de música electrónica Ultra Music, que se celebra del 25 al 27 de marzo.
Ya comenzaron a reportarse casos de excesos por parte de jóvenes turistas, como los seis ocupantes de un apartamento alquilado que tuvieron que ser atendidos por sobredosis por fentanilo mezclado con cocaína, un episodio que Stephen Gollan, jefe de Emergencias de Fort Lauderdale, calificó de «extremadamente preocupante».
Especialmente si se tiene en cuenta que el «Spring Break» está comenzando y las autoridades de esta turística ciudad al norte de Miami esperan «al menos el doble, sino el triple» de visitantes que el año pasado, cuando todavía se sentían los efectos de la pandemia.
Esto supondrá una importante inyección económica al sur de Florida, pero después de los incidentes del año pasado el alcalde de la ciudad, Dan Gelber, dijo que este tipo de incidentes «no compensan los beneficios» económicos que representa la llegada de miles de universitarios.
Así lo piensa uno de los vecinos de la ciudad, William Jones, que dijo a Efe que es una «lástima» que cada año se repitan incidentes cuando cae la noche por culpa de los jóvenes visitantes.
Y DE BASURA TAMBIÉN
Y las autoridades no solo deben preocuparse de mantener la seguridad de los visitantes y residentes estos días, sino de gestionar además la enorme cantidad de basura que los visitantes dejan atrás en las playas, sobre todo botellas de bebidas alcohólicas.
Solo en una playa del extremo sur de South Beach, la zona más turística de Miami Beach, se recogieron recientemente más de 250 kilos de basura que dejaron cientos de jóvenes en una tarde.
La colombiana María José Algarra, fundadora de la organización para la conservación del medioambiente Clean This Beach Up (Limpia esta Playa), dijo a Efe que las autoridades locales no hacen lo suficiente y que espera que las próximas semanas sean «terribles».
Lamentó que no se apliquen las multas establecidas en el ordenamiento local, a pesar de que cada año la «situación se sale de control».
Viendo este panorama hace tres años fundó esta organización que ha recogido ya más de 18 toneladas de basura de las playas de Miami para evitar que los desechos lleguen al agua y se depositen en el lecho marino. EFE